Martes, 6 de octubre de 2009 | Hoy
ECONOMíA › EL SECTOR AUTOMOTOR MEJORó LA PRODUCCIóN Y DEJA ATRáS LA CRISIS
El pasado fue el mejor mes en producción del año, aunque todavía se ubica un escalón por debajo de los niveles de 2008. El lanzamiento de nuevos modelos y la reincorporación de personal marcan un cambio favorable de tendencia.
La producción automotriz registró en septiembre una suba del 14,4 por ciento respecto de agosto. Con 54.700 unidades fabricadas, se convirtió en el mejor mes de la industria en lo que va del año. Las cifras reveladas por la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), en su informe mensual, dejan de manifiesto que el sector está saliendo del período de descenso que padeció desde fines de 2008, cuando fuera arrastrado por las repercusiones de la crisis financiera global.
La cantidad producida en septiembre todavía se ubica por debajo de la correspondiente al mismo mes del año anterior (5,4 por ciento). La escasa actividad de los primeros meses del año se ve reflejada en el cómputo comparativo del período enero/septiembre con idéntica fecha de 2008: se verifica una caída del 26,3 por ciento.
La exportación registró una suba del 25 por ciento con relación al mes anterior y una baja de 5,4 por ciento respecto de septiembre de 2008. Las unidades exportadas sumaron 35.515 unidades. Por otro lado, las ventas a concesionarios tuvieron un aumento poco significativo en relación con el año anterior. Con las estadísticas actualizadas, los empresarios del sector confían en poder alcanzar a fin de año el pronóstico de producción de 450 mil unidades como mínimo, sólo por debajo de los niveles históricos más altos, de 1998 y 2008.
Hay un dato sintomático: la crisis para el sector se inició en octubre de 2008, en coincidencia con la decisión de General Motors de suspender parte de su personal y discontinuar algunas líneas de producción. La recuperación, ahora, coincide con la decisión de la misma empresa, crisis en casa matriz mediante, de lanzar un nuevo modelo producido en Argentina con destino a la exportación para el mercado regional.
La historia reciente de la filial rosarina de la automotriz norteamericana refleja la actitud empresaria y del Gobierno frente a la crisis. Inicialmente, GM suspendió a parte de su personal cuando resolvió discontinuar la producción del Grand Vitara, así como al plantel que trabajaba en obras de ampliación de la fábrica que se paralizaron. La intervención del Ministerio de Trabajo evitó que las suspensiones se convirtieran automáticamente en despidos, logrando abrir un compás de espera hasta que se aclarara en qué medida la crisis estadounidense iba a llegar a estas costas. “Están agigantando el impacto, actúan por reflejo de lo que sucede en los países centrales y la filial argentina paga una crisis que todavía no tiene”, comentaban fuentes oficiales en aquellos momentos.
En los meses siguientes, GM central, en Estados Unidos, fue sometida a un delicado proceso de salvataje por parte del gobierno estadounidense. Las filiales quedaron a la expectativa. Para fortuna de la local, las marcas producidas aquí no resultaron afectadas. Despejado el panorama, se retomó el programa de lanzamiento de nuevos modelos, pero con la ayuda de fondos públicos. Para la inversión para el modelo Agile, que demandó en total 500 millones de pesos, la Anses aportó financiamiento por 70 millones de dólares, es decir aproximadamente la mitad de los recursos necesarios. Lo que puede parecer un absurdo, el financiamiento de una multinacional con dinero administrado por el Estado, fue en realidad la decisión política de apurar un paso que significó la reincorporación de 500 trabajadores.
Entre algodones oficiales y usuarios que tímidamente van sacando su plata del colchón, la industria automotriz vuelve a prender las luces largas.
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