ECONOMíA
“No parece razonable un fallo para redolarizar”
Esta frase le pertenece a Luiz Betnaza, del Grupo Techint, quien junto a Guillermo Gotelli, de Alpargatas, dialogaron con Página/12 sobre ese fallo de la Corte, la pesificación, la situación de la industria y los salarios. Mañana empieza la Conferencia de la UIA.
Por David Cufré
La Unión Industrial Argentina hará una revisión a fondo del estado en que se encuentran los sectores productivos después de un año extraño: el mercado interno se hizo trizas y la economía caerá como nunca, pero la mayoría de los rubros fabriles encuentra las mejores oportunidades en una década. Mañana y pasado se desarrollará la segunda fase de la Conferencia Industrial. Guillermo Gotelli (Alpargatas) y Luis Betnaza (Techint) anticiparon en diálogo con Página/12 las claves de los temas a debatir, y avanzaron con definiciones sobre la coyuntura económica y política.
–¿Qué puede ocurrir en la economía si la Corte Suprema anula la pesificación?
Luis Betnaza: No parece prudente un fallo semejante en este contexto. En una economía tan traumatizada como la que tenemos, que recién ahora muestra una incipiente estabilidad, no parece razonable agregarle un ruido de esa magnitud.
–¿La imagen de la UIA quedó pegada a la pesificación?
Guillermo Gotelli: La UIA pasó una crisis como la pasó el país. Creemos que con el trabajo y los proyectos que vamos a mostrar en esta conferencia queda clara la contribución que podemos hacer a la sociedad. Una contribución legítima, porque representamos a muchos sectores y regiones. Superada la crisis interna y los chubascos que producen los cambios económicos violentos, la UIA tiene un aporte para hacer.
–¿Resurge el Grupo de los Ocho?
G. G.: Lo importante es que resurge la UIA, resurge la industria y resurge la producción.
–¿Hasta adónde puede llegar el veranito de la reactivación?
G. G.: En la conferencia vamos a saber exactamente adónde estamos, porque habrá información muy amplia de todo el país contestando esa pregunta. Lo que puedo decir es que hay una gran cantidad de sectores productivos que está renaciendo, en especial gracias a un proceso de sustitución de importaciones y de aumento de las exportaciones. Es cierto que el mercado interno cayó, pero en varios casos las importaciones cayeron más y eso dio posibilidades de recuperación a varios rubros industriales.
–L. B.: El parque industrial es posiblemente el más moderno de las últimas décadas. Hay una posibilidad cierta de recuperación.
–¿Qué hace falta para que se consolide?
L. B.: Un escenario político y financiero más ordenado. Es fundamental normalizar la cuestión política para que la reactivación tome envergadura de largo plazo. Todo ruido que se genere en una sociedad en el estado en que se encuentra la nuestra genera preocupación.
–¿Cuánto tardará en recuperarse el empleo?
L. B.: No hay que olvidar que vivimos una transición. Y no es precisamente una transición que tenga un horizonte despejado. El escenario electoral es extremadamente fluido como para hacer predicciones.
–¿La UIA acepta elevar de 100 a 150 pesos la suma fija no remunerativa que se está pagando a los trabajadores?
L. B.: Nosotros respetamos e impulsamos lo que impone la ley, que es la libertad salarial. Creemos que este tipo de mecanismos puede utilizarse en situaciones de emergencia como la que estamos viviendo. Pero en realidad establecer quién puede pagar y quién no debe evaluarse caso por caso. Hay industrias con sesgo exportador que tienen capacidad de absorber un aumento de estas características. Pero en otros casos puede darse el efecto contrario al buscado y que haya empresas que tengan que despedir personal por no poder absorber la suba.
–La industria argentina fue históricamente muy criticada por la calidad de sus productos. ¿Esa crítica puede resurgir ahora que se abre un proceso de sustitución de importaciones?
G. G.: No hay la más mínima posibilidad de volver atrás. El consumidor tiene un alto nivel de exigencia para sus necesidades y si la relaciónprecio-beneficio percibido del producto no es la adecuada cambia de consumo. Lo que sí es importante es que la oferta de consumo se adapte a lo que el argentino pueda pagar. Por ejemplo, tenemos que producir autos, pero no pueden ser todos Mercedes Benz. Hay que lograr una oferta de productos de muy buena calidad, pero acorde a la capacidad de compra de un argentino y no de un alemán.
–¿Cuáles son las expectativas en relación al Mercosur?
L. B.: Argentina y Brasil hoy tienen competitividad como para desarrollarse. Pero hace falta una definición política previa. No imagino que la Unión Europea hubiera podido avanzar si Alemania, que fue la locomotora de la integración, no hubiera entendido que Italia, que era una economía más chica, tenía un rol que cumplir. Tenemos que definir qué rol le asigna cada uno de los miembros del Mercosur al otro, para saber si realmente hay un ánimo asociativo.