EL PAíS › LULA PROPUSO UNA ACTUACION CONJUNTA DE LA ARGENTINA Y BRASIL EN EL MUNDO
“Estas relaciones son estratégicas”
Por Martín Granovsky
“No podemos quedar a merced de especuladores que ni siquiera saben dónde quedan nuestros países”, dijo Luiz Inácio Lula da Silva después de entrevistarse con Eduardo Duhalde en Olivos. Fue la primera declaración pública en su visita a la Argentina. Luego agregaría dos definiciones. Una, que “el Mercosur debe transformarse no sólo en una efectiva unión aduanera, sino en un espacio de convergencia de políticas industriales y agrícolas activas”. La otra, que la Argentina y los argentinos “no tienen derecho a desistir, a dejar de luchar”.
Lula y Duhalde empezaron conversando a solas durante media hora. El argentino se quejó del tratamiento recibido del Fondo Monetario y el brasileño le contó que el plan del PT a partir del 1 de enero es reindustrializar Brasil, una economía grande que terminará el año con un crecimiento inferior al 1 por ciento.
Después, en la reunión más amplia en Olivos –donde se sumaron Roberto Lavagna, Martín Redrado y Carlos Ruckauf y, para la foto y el almuerzo, Carlos Reutemann y Felipe Solá–, las dos delegaciones discutieron el Mercosur con un tono definido así por un participante brasileño: “Parecía un grupo de trabajo de dos equipos que se conocen de toda la vida”.
Lula dijo que el Mercosur es una opción estratégica de Brasil, y que una relación fuerte entre Brasil y la Argentina es el eje de esa opción.
Ruckauf se quejó de que los funcionarios de línea del Fondo estaban muy duros con la Argentina. El senador electo Aloizio Mercadante, economista de profesión, aportó como dato que las líneas de crédito comercial concedidas a Brasil disminuyeron en los últimos tiempos un 50 por ciento. Ruckauf mostró su esperanza de que Lula lidere una posición común y Mercadante explicó entonces su idea de la moneda verde, en realidad una caja de clearing para el comercio entre ambos países que convierta al intercambio en un trueque.
–Ni ustedes ni nosotros estamos para desperdiciar dólares –dijo Mercadante–. Hagamos un sistema que nos permita liquidar lo neto.
El senador más votado del mundo elogió también la gestión externa de Lavagna, que, dijo, “mejoró la credibilidad externa de la Argentina”. Ahí fue que Lavagna aprovechó para relatar sus tratativas en Europa, y alertó que los europeos abrirán sus mercados pero a la vez levantarán las barreras de control sanitario, lo cual obligará a la Argentina y Brasil a adaptarse a los nuevos estándares.
Marco Aurelio García, el diseñador de la política del PT hacia el Mercosur, que según los diarios brasileños asesorará a Lula en el Planalto o se encargará de la Cancillería, explicó su idea de darle más carnadura institucional al Mercosur e incluir la cooperación en ciencia y técnica y el intercambio universitario, un punto que Redrado utilizó como plataforma para insistir en su idea de crear un Instituto de Estabilidad Macroeconómica. Redrado, que hoy viaja a Brasil, dijo que un instituto de ese tipo sirvió como génesis del proceso que remató en la moneda única europea. También dijo que debía convertirse la secretaría administrativa del Mercosur en secretaría técnica.
Lula dijo algo que luego remarcaría en el Congreso: “Sueño con un parlamento común”.
La buena onda podría repetirse el 14 de enero, cuando los equipos técnicos de los dos países se reúnan en Brasil. Para ese entonces Lula llevará casi dos semanas en la presidencia y Duhalde se estará acercando un poco más al fin de su mandato.
–Ustedes están en transición política –dijo Lula en un momento de la reunión de Olivos, como para medir la solidez argentina.
–No, no, acá el Mercosur tiene consenso –le respondió Duhalde.
Era una verdad a medias. Ninguno de los candidatos comparó al Mercosur con el infierno, pero uno de ellos, Carlos Menem, torpedeó en los hechos el mercado común que él mismo había contribuido a crear. Domingo Cavallonunca quiso darle institucionalidad, persuadido como estaba de que era mejor un área de libre comercio que un mercado único entre los cuatro países. Lula destrató a Menem en el Congreso, como se informa en la página 4.
Cuando terminó el encuentro de los dos equipos, Lula dijo a los periodistas que las relaciones entre los dos países “deben ser asumidas como relaciones estratégicas”, y pidió coordinación para actuar ante los organismos multilaterales. Lula dijo que la Argentina demostró “coraje y determinación para superar las dificultades que enfrenta” y expresó su “solidaridad irrestricta” con el país.
El líder del PT eligió a la Argentina como primer destino externo. Hoy almorzará con Ricardo Lagos en Santiago de Chile y antes de asumir visitará Europa y los Estados Unidos.
A pesar de que Lula se plantea fortalecer el Mercosur para negociar en conjunto con los Estados Unidos, hasta ahora el Departamento de Estado norteamericano lo trata como a un presidente electo de un país democrático, cosa que obviamente es, y largamente, por sus 52 millones de votos, y prefiere destacar la necesidad de un Brasil estable. Dos datos:
u Ayer, uno de los primeros diplomáticos en llegar a la embajada brasileña, junto con el embajador chileno Jorge Arrate, un ex ministro de Salvador Allende, fue el estadounidense James Walsh. Delante de él, la semana pasada, el responsable del Cono Sur en el Departamento de Estado, Curtis Struble, se negó a comparar a Lula con Hugo Chávez.
u Cuando a la embajadora norteamericana en Brasil, Donna Hreik, le dicen que Lula es un extremista, ella contesta: “No lo creo, para mí es la encarnación del american dream”. El sueño americano consiste en que un ciudadano humilde pueda ascender en la escala social. Lula pasó del nordeste seco y pobre a la industria metalúrgica de San Pablo, y de ahí a la Presidencia. El padre de Hreik era un importante dirigente metalúrgico en los Estados Unidos.
De cualquier modo, los expertos del PT están atentos a cualquier reacción norteamericana y sospechan que las negociaciones serán duras. En ese caso, y salvo que la Argentina les dé sorpresas, se prometen no transformar en bilateral la negociación con Washington. Ayer quedaron con el equipo argentino en que los dos países encabezarán el Mercosur para que el bloque discuta con los Estados Unidos el acceso a mercados y alternativas al ALCA tal como está planteado originalmente. La apertura irrestricta fue calificada por Lula de “simple anexión”. Mercadante, para ir en camino de una integración más concreta, dijo que si los Estados Unidos quieren de verdad integrar a toda América, deberían pensar no solo en apertura comercial sino en mecanismos de compensación para los países más pobres de la región, como sucede en Europa.