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El próximo miércoles Julián Domínguez, ministro de Agricultura, volverá a reunirse con la Mesa de Enlace para analizar el funcionamiento de los acuerdos trigueros. Entre los temas a tratar estarán la devolución de las retenciones para los pequeños y medianos productores y la posibilidad de que el Gobierno comience a encarar compras estatales de trigo para las provincias. Más allá del problema coyuntural en el sector triguero, el fondo de la cuestión pasa por la puja de intereses entre los que defienden a rajatabla el libre mercado y los que propician la intervención del Estado. “La realidad impone la necesidad de debatir sobre una nueva Junta Nacional de Granos”, afirman desde el Ministerio de Agricultura. Es el mismo reclamo que realizó la Federación Agraria durante su acto en el Teatro Broadway, mal que les haya pesado a sus otros compañeros de mesa.

El titular de Agricultura reconoció ayer, durante un encuentro de prensa, que el principal problema coyuntural de los productores trigueros es “la falta de precios y el freno en las operaciones”. Basado en este diagnóstico, Domínguez explicó que los acuerdos lanzados esta semana por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner buscan resolver la cuestión.

En la actual campaña hay 7,5 millones de toneladas de trigo, sólo un millón de toneladas por encima del límite fijado para el abastecimiento interno. De la campaña anterior quedaron aproximadamente 3,6 millones de toneladas, que todavía están dando vueltas por el país, de los cuales 3,3 millones ya habrían sido compradas por los exportadores, según los datos oficiales. De ahí las 300.000 toneladas remanentes para la exportación.

Con el último acuerdo firmado, los molinos se comprometieron a comprar un millón de toneladas por encima de sus compras mensuales, a precio pleno. De esta manera –calculan desde el Ejecutivo– los productores tendrían precio y mercado. “Esto tiene que funcionar con la colaboración de la Mesa de Enlace. El convenio no es la solución, la solución pasa por el seguimiento que hagamos de lo pactado”, afirmó Domínguez.

Después de esta intervención, en Agricultura esperan que la superficie sembrada empiece a crecer a partir del mejoramiento de las condiciones climáticas. “Hay un 60 por ciento menos de producción y las exportaciones cayeron un 80 por ciento. Este es el verdadero riesgo de abastecimiento”, había señalado Carlos Etchepare, dirigente de CRA, durante el acto en el Teatro Broadway.

Durante ese encuentro, los productores señalaron que cada vez producirían menos porque “no tenían expectativas de mercado”. Sin embargo, en la provincia de Entre Ríos la superficie sembrada de trigo aumentó considerablemente durante la campaña 2009/2010, porque las condiciones climáticas mejoraron.

El razonamiento que hacen en Agricultura es que a pesar de la crisis política con el sector, y las bravuconadas de algunos dirigentes, como Alfredo De Angeli, los productores están sembrando trigo. “Y no se están fundiendo, más allá de algunos problemas financieros”, afirmaron desde el Ejecutivo. El rendimiento medio para no perder plata son 17 quintales. Un número que es superado en las zonas núcleo trigueras.

“Yo no soy ni liberal ni estatista. Soy de la doctrina social de la Iglesia. Donde no puede estar el mercado, tiene que haber presencia del Estado”, definió Domínguez. Desde Agricultura manifiestan que sería deseable contar con una suerte de Junta Nacional de Granos, como organismo mixto, con participación de los productores, para garantizar el funcionamiento del mercado granario. De todas maneras, aclaran que una medida de estas características “necesitaría el consenso de todas las partes”.