Martes, 22 de mayo de 2012 | Hoy
ECONOMíA › LA MONEDA BRASILEñA YA SE DEVALUó UN 7,3 POR CIENTO EN EL MES
La depreciación no tiene un efecto unilateral sobre el comercio exterior argentino. Si bien implica una pérdida de competitividad relativa, puede impulsar el crecimiento de Brasil, variable que explica la mayor parte de las ventas argentinas.
El real brasileño cerró ayer a 2,04 unidades por dólar, depreciándose un uno por ciento con respecto al viernes. Se trata del menor valor que en términos nominales la moneda del país vecino muestra desde mayo de 2009, cuando en pleno estallido de la crisis internacional cotizó a 2,08 por dólar. Analistas indican que el Banco Central de Brasil continúa operando bajo la lógica de las metas de inflación, que tiende a generar apreciación cambiaria. La baja del real, entonces, estaría más vinculada con la depreciación del dólar frente al euro, que atrae capitales a la moneda norteamericana desde la del país vecino. Además, la incertidumbre por el futuro del euro provoca que los inversores se refugien en plazas más seguras. De todas formas, si la depreciación del real continúa, en el Gobierno afirman que eso permitiría que la actividad industrial en el país vecino se recupere, algo que resulta positivo para la Argentina.
El Banco Central de Brasil utiliza el esquema de metas de inflación, a través del cual utiliza la suba de la tasa de interés como medio para evitar que la suba en el precio de los commodities repercuta en la inflación interna. De ese modo, la tasa Selic que define la autoridad monetaria llegó a ser de 12,4 por ciento en julio del año pasado. Frente a una inflación que apenas superó el 6 por ciento anual, el retorno en términos reales de las colocaciones vuelve a Brasil una de las plazas más atractivas del mundo, teniendo en cuenta que la Reserva Federal de los Estados Unidos mantiene la tasa nominal por debajo del uno por ciento.
Ese retorno atrae a los capitales financieros que impulsan la apreciación del real con relación al dólar. Por eso, el año pasado la moneda norteamericana llegó a valer sólo 1,54 real en agosto. En lo que va de 2012, el real se depreció 9,67 por ciento y 7,3 por ciento sólo en este mes. Es el valor más bajo desde el 18 de mayo de 2009. En todo 2011, la moneda brasileña tuvo una caída de 12 por ciento nominal, aunque en 2010 se apreció 3,5 y en 2009 el alza llegó al 26,2 por ciento.
“Más allá de que hay cierta presión de los industriales brasileños para devaluar y mayor conciencia de la complicada situación de Brasil en términos de crecimiento, el Banco Central de ese país continúa con el sistema de metas de inflación. Buena parte de la reciente devaluación del real tiene que ver con que el dólar se apreció a nivel mundial frente al euro, de modo que los capitales se van hacia la moneda estadounidense en detrimento de las posiciones en reales”, indicó a este diario Diego Coatz, economista jefe de la UIA.
Un análisis similar ofrece Dante Sica, titular de Abeceb.com. “Desde septiembre que el Banco Central de Brasil cambió el mix de política. Está dejando caer la tasa hasta el 9 por ciento y permite que el tipo de cambio flote. En general, cuando el real llegaba a un valor de 1,90 por dólar, la autoridad monetaria lo mantenía controlado para que no siguiera subiendo. Me parece que esa estrategia no cambió, y esta escapada del tipo de cambio tiene más que ver con el contexto internacional, con bastante incertidumbre por Europa. Creo que el gobierno de Brasil apuesta a una tasa de interés de 8,75 por ciento y un real de 1,90 por dólar”.
La depreciación del real, si fuera una tendencia sostenida, no tiene un efecto unilateral sobre el comercio exterior argentino. Si bien implica una pérdida de competitividad relativa, la devaluación puede impulsar el crecimiento económico del país vecino, variable que explica la mayor parte de la evolución de las ventas argentinas. “Más importante que la relación cambiaria es la evolución de la economía de Brasil. Para Argentina es más importante que Brasil preserve un adecuado nivel de actividad económica, y nos perjudica mucho más una recesión provocada por una fuerte apreciación”, indicaron a Página/12 fuentes del Banco Central. El mismo análisis sostiene el equipo de Débora Giorgi, ministra de Industria.
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