ECONOMíA › ESSO SIGUIO A SHELL EN LOS AUMENTOS DE LAS NAFTAS. YPF-REPSOL ESPERA
Riesgo de un chispa en el surtidor
El Gobierno mantiene una política errática con las petroleras. Esso subió 5 por ciento promedio. Las retenciones como prenda de negociación.
Por Claudio Scaletta
El secretario de Energía, Alieto Guadagni, reafirmó ante empresarios la voluntad gubernamental de mantener las retenciones a las exportaciones de petróleo. La idea se consolidó finalmente en la reunión que el presidente Eduardo Duhalde mantuvo hasta últimas horas de ayer con los representantes de los bloques legislativos más importantes. “Acá la improvisación es total”, graficó su malestar uno de los empresarios que había participado en las negociaciones que las petroleras mantuvieron con la Jefatura de Gabinete. En tanto, las firmas que aumentaron sus precios –ayer se sumó Esso a la ola iniciada por Shell– fueron premiadas con un plantón de tres horas y finalmente no fueron recibidas. El Gobierno decidió privilegiar la negociación con las productoras y no con las refinadoras. Fuentes de la española Repsol-YPF, que controla el 50 por ciento del mercado, dijeron que “por ahora” no aumentarán los precios en los surtidores.
Luego de los aumentos de Shell, Esso también se sumó a las subas de precios en los combustibles. Los incrementos del 5 por ciento en promedio incluyeron además, en el caso de la firma estadounidense, al gasoil. En teoría, las petroleras que controlan el 85 por ciento del mercado se reunirían con el gobierno para terminar de cerrar sólo la cuestión impositiva. A cambio aplicarían los aumentos en un lapso lo más largo posible. La actitud de las refinadoras suponía asistir al encuentro con la primera carta jugada. Pero el gobierno decidió, una vez más, cambiar su estrategia. Luego de coquetear con la demanda de las petroleras para establecer una fórmula impositiva que reduzca los ingresos fiscales a la mitad –el impuesto a la producción en boca de pozo del 8 por ciento– ayer decidió, por boca del secretario de Energía, modificar el zigzaguente curso de acción y reposicionarse en la trinchera de las retenciones del 20 por ciento a las exportaciones.
La carta de los aumentos jugada por las refinadoras fue dejada gentilmente sobre la mesa. Shell, Esso, algunos gremios petroleros y los expendedores habían sido citados para las 4 de la tarde de ayer en la Jefatura de Gabinete. Todos acudieron a la cita, pero la espera fue larga. Después de tres horas, el secretario Guadagni se acercó para informarles que no serían recibidos por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, quien prefirió negociar directamente con los productores de crudo. Precisamente los menos afectados por los precios internacionales. Sin embargo, el acuerdo no llegó y los petroleros se retiraron contrariados. A última hora de ayer fuentes de la española Repsol señalaron a este diario que “por ahora” no se producirían aumentos. Anoche, ni siquiera las petroleras estaban seguras de que impuesto se les cobraría finalmente.
En la reunión mantenida por Capitanich y Guadagni con los productores -entre ellos Repsol-YPF, Pan American Energy y Pérez Companc–, los funcionarios expresaron su temor de que el aumento en los combustibles degenere en una escalada inflacionaria de imprevisibles consecuencias. Por ejemplo, la caída del plan económico del gobierno cuya meta de máxima parece ser conseguir una “devaluación exitosa”, es decir, que la revaluación del dólar respecto al peso no sea licuada por el aumento de precios internos. En este marco el aumento en los combustibles podría tener un efecto multiplicador de difícil control. Los empresarios volvieron a reiterar el transitado argumento de que es imposible, ante la devaluación, mantener fijo el precio de un bien transable internacionalmente como el crudo y sus derivados. Pero luego de casi tres horas de intercambiar razones que todas las partes ya conocían, la reunión terminó sin definiciones.
En una reunión mantenida luego por los principales legisladores del radicalismo, el Frepaso y el justicialismo con el presidente Eduardo Duhalde, se acordó reforzar la “posición gubernamental de establecer retenciones del 20 por ciento a las exportaciones”. Según reseñó a Página/12 uno de los participantes, también se tomó la decisión de”enfrentar la presión que están ejerciendo los lobbies”. Y si de estar en tren de resistencias se trata, también se habló de resistir el ajuste propuesto por el Fondo Monetario Internacional a las provincias aprobando la ley de Presupuesto 2002 sin agregar nuevos ajustes.
En tanto, la “conciliación obligatoria” dictada el lunes por el Ministerio de Trabajo no evitó que trabajadores petroleros del sur del país concretaron una huelga de casi 16 horas. El sindicato petrolero, que se caracteriza por su alineamiento con los reclamos de las empresas al gobierno, alegó que la “conciliación obligatoria” había “llegado tarde” a sus filiales sureñas. Las petroleras, por su parte, destacaron que la medida de fuerza les ocasionó pérdidas por alrededor de 3 millones de dólares.