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El intercambio comercial bilateral con Brasil registró en diciembre un superávit de 221 millones de dólares, lo que representa el saldo positivo mensual de mayor magnitud desde mediados de 2002, cuando la crisis económica deprimió las compras argentinas. En el acumulado de 2012, el déficit ascendió a 1555 millones de dólares, que supone una baja del 73 por ciento con respecto al rojo de 5804 millones de 2011. Las ventas hacia el país vecino llegaron a 16.443 millones de dólares, una baja anual del 2,7 por ciento, mientras que las importaciones fueron de 17.998 millones, lo que implica una reducción anual del 20,7 por ciento. Los datos fueron divulgados ayer por el Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio de Brasil.

Por su parte, el saldo del comercio exterior total de Brasil fue de 19.438 millones de dólares en 2012, una caída interanual del 34,8 por ciento. Es además el menor superávit de la última década. Las ventas de Brasil al resto del mundo cayeron 5,3 por ciento, producto de la crisis internacional que retrajo la demanda e impactó en forma negativa en los precios, al tiempo que las importaciones bajaron 1,4 por ciento.

En 2012, China desplazó a los Estados Unidos como principal origen de las importaciones brasileñas. La competencia del país asiático en el plano industrial representa un dolor de cabeza para la administración de Dilma Rousseff, lo que motiva una intensa política comercial proteccionista. De todos modos, como China es también el principal comprador del país vecino, el margen de maniobra de Rousseff es bajo.

En relación con el comercio bilateral, la fuerte baja en las compras argentinas a Brasil responde en parte a la caída de la industria nacional y en particular al desempeño del sector automotor y la siderurgia. Operaron en el mismo sentido las restricciones comerciales impuestas por el Gobierno, que se enfocaron principalmente sobre bienes de consumo. Un informe de la consultora Abeceb.com destaca que vehículos automóviles y sus partes, maquinaria y equipamiento, aparatos electrónicos, minerales de hierro, plásticos y sus manufacturas, productos siderúrgicos, combustibles y lubricantes, caucho y sus manufacturas, papel y cartón y productos químicos, explican la evolución negativa de las importaciones desde el país vecino. “Cerramos el 2012 con una relación comercial más balanceada, que permite a ambos socios apreciar las ventajas de la excelente sintonía política”, analizó el embajador argentino en Brasil, Luis María Kreckler.