Las operaciones con dólar blue en el segmento informal se mantuvieron ayer frenadas. El precio promedio al que se consiguió la divisa en el paralelo se redujo 20 centavos y, tras tocar un mínimo en 8,20/8,25 pesos, se reposicionó en 8,30/8,35, frente a los 8,45 del último viernes. La jornada evidenció escasa oferta por parte de las cuevas, con problemas para abastecerse de divisas, y una demanda poco dispuesta a pagar el sobreprecio que este segmento impone sobre el billete verde. A esto se sumaron los llamados del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a las financistas de la city el jueves pasado, luego de que el blue sobrepasara los 8,75 pesos, a los que reclamó enfriar la plaza. El volumen también se redujo, dado que se operó –según los cambistas– menos de la mitad de las semanas anteriores. Los cálculos privados estiman un movimiento inferior a los 20 millones de dólares. En el circuito oficial, la divisa se apreció un centavo, para cerrar en 5,12 pesos para la venta en el minorista. El Banco Central finalizó con saldo neutro de compra y venta de dólares, pero las reservas bajaron a 40.860 millones.

La inminencia de un fin de semana particularmente largo –bancos y Bolsa cerrarán desde el jueves hasta el martes inclusive– suma una presión extra al mercado cambiario. Esto se debe a que quienes encaran en Semana Santa un viaje al exterior buscan conseguir la divisa del lugar de destino, lo que se dificulta a través del sistema de la AFIP. A esto se le suma la presión de espe-

culadores y ahorristas, estos últi-mos impulsados por los rumores

de mayor devaluación que el esta-

blishment fogonea para que se cristalice. La escalada generó preocupación en el Gobierno por su impacto en las expectativas. Pese a tratarse de un mercado reducido –menos de un 10 por ciento de lo que se canaliza a través del sistema oficial–, la exposición mediática lo instaló como un precio de referencia.

Moreno se comunicó la semana pasada con Alfredo Piano, titular del banco homónimo, y le exigió que haga extensivo el pedido de frizar la plaza. También circularon versiones sobre una supuesta intervención de agentes financieros cercanos al Gobierno para volcar divisas por distintos canales. Ayer no fue necesaria ninguna inyección de dólares. Los volúmenes operados no sólo fueron reducidos, sino que además los billetes se trocaban sólo entre clientes asiduos. Estos suelen hacer pedidos mayores que el de un ahorrista promedio para atesorar o de quien viaja al exterior. Con montos que superan los 10 mil dólares, el precio que se pacta en cuevas es menor que quien solicita mil. De todos modos, el reacomodamiento permitió bajar el precio promedio, lo cual se replicó en el pedido de los arbolitos de la city, quienes suelen remarcar 20 centavos sobre las cuevas.

En el mayorista, la cotización tuvo otro leve ajuste, aunque se registró un mayor ingreso de parte del sector exportador ante la amenaza del Gobierno de aplicar sanciones a los que no liquiden sus cosechas. Según cifras difundidas por las cámaras de la industria aceitera y exportadores de cereales, las liquidaciones sumaron la semana pasada 467,8 millones de dólares, su mejor registro desde mediados de septiembre último y un 8,3 por ciento más que en la semana previa. Se prevé estos días un ritmo más acelerado de liquidación, debido a que se trata de una semana corta, que finaliza este miércoles y se retoma el otro. De todos modos, esa liquidación seguirá condicionada por la especulación de las corporaciones agropecuarias. La intervención del Central arrojó un saldo neutro, pero el pago de vencimientos con organismos hizo descender el stock de reservas en 90 millones.

El dólar se ofreció en bancos y casas de cambio oficiales en promedio en 5,12 pesos, aunque fuera de la media se pactó hasta a 5,15, mientras que por el euro se pidió 6,71 para la venta. En la Bolsa porteña, el volumen de negocios fue escaso, de apenas 22 millones de pesos, y las acciones líderes cerraron con una baja de 0,7 por ciento. En bonos también se registraron caídas, principalmente en los papeles nominados en dólares que habían sido utilizados para fugar divisas, mediante operaciones de contado con liquidación. Estos perdieron hasta 3 por ciento.