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Repsol-YPF comenzó con las subas “moderadas” en los precios de sus combustibles para, en lo que se prevé serán sucesivas etapas, “recuperar” la devaluación. Sus productos, tanto nafta como gasoil, aumentaron el 2,5 por ciento en promedio. Este nivel, alrededor de la mitad del aplicado por sus competidoras más importantes, Shell y Esso, fue presentado por la firma española como un “esfuerzo particular para evitar que se vea afectada la economía doméstica”.
La pregunta inmediata es, ya que se hace un esfuerzo, por qué no dejar los precios como están. La respuesta de fuentes de Repsol fue que necesariamente, frente a la devaluación, debían darse señales a “los inversores del exterior” que, a pesar de los aumentos, verán reducida la rentabilidad de que gozaba la compañía en tiempos de convertibilidad. Por entonces, nunca se discutió como ahora la necesidad de que los precios se adapten a los valores internacionales. Cabe recordar que la nafta súper a 1 dólar era, en un país productor, uno de los más altos del mundo y casi el triple del valor del mismo combustible en Estados Unidos. La devaluación, sin embargo, recordó a los petroleros que los precios externos debían considerarse. Y a pesar de que gran parte de los costos de Repsol-YPF son pagados en moneda local, la firma realizó el “esfuerzo” de solamente aumentar el 2,5 por ciento en promedio.
Desde hoy, en toda la red de estaciones de servicio YPF (con excepción de las situadas en la Patagonia, donde el precio está subsidiado), la nafta Normal pasará a costar 0,899, la Súper XXI, 1,019, la Fangio XXI, 1,134 y la Ultradiésel 0,584 pesos por litro.
De esta manera, la petrolera española parece haber moderado su estrategia de seguir los aumentos de sus competidoras Shell y Esso, con las que controlan alrededor del 80 por ciento del mercado. También se sumó a las subas la única estación de servicio que en la zona de Berazategui posee la firma Pecom Energy (Pérez Companc), que conduce Oscar Vicente, el amigo del secretario de Energía, Alieto Guadagni.
La actitud de Repsol-YPF, que posee alrededor de un tercio de las estaciones de servicio del país, no fue del agrado de sus competidoras, que esperaban un anuncio de la firma líder similar a los aumentos propios (5 por ciento). Incluso se aguardaba este aumento para anunciar un nuevo ajuste, algo que, de acuerdo a fuentes empresarias consultadas por este diario, en principio sería reconsiderado. No obstante, la estrategia seguida por Repsol parece haber dado resultado, el aumento del 2,5 por ciento no es mucho comparado con el de sus competidoras no integradas. Además se encuentra dentro de los límites “moderados y razonables” defendidos por el presidente Eduardo Duhalde.