Jueves, 19 de febrero de 2015 | Hoy
ECONOMíA › CRISTINA FERNáNDEZ DE KIRCHNER DEJó EN CLARO QUE SU ADMINISTRACIóN NO SE DEJARá PRESIONAR POR NINGúN SECTOR
La Presidenta defendió las políticas oficiales y llamó a asegurar su continuidad luego de las próximas elecciones presidenciales.
Cristina Fernández de Kirchner dejó en claro ayer que su gobierno no se dejará presionar por ningún sector y llamó a asegurar la continuidad de las políticas oficiales luego de las próximas elecciones presidenciales. “El Estado no me lo llevo a mi casa, el Estado no es mío, el Estado se queda y en el 2015 tenemos que garantizar que quien conduzca este Estado tenga las mismas ideas sobre autonomía, sobre soberanía, sobre ingreso popular, sobre el trabajo de los argentinos y sobre la ciencia y tecnología. Esta es la mejor herencia que debemos dejar”, sostuvo la mandataria durante un acto realizado en la localidad bonaerense de Lima, donde se elevó a su máxima potencia al reactor nuclear Atucha II.
La Presidenta llegó al predio en helicóptero cerca del mediodía y lo primero que hizo fue ir a la sala de control junto a algunos ministros de su gabinete y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Allí los recibió el titular de la estatal nucleoeléctrica, José Luis Antunez, ingeniero que tuvo a su cargo la culminación de Atucha II. La central fue puesta en funcionamiento el 3 de junio del año pasado y luego se fue elevando su potencia de manera gradual hasta llegar a un 95 por ciento el 2 de febrero. Para dar el último pasó se convocó a la Presidenta, quien fue la encargada de ponerla a funcionar a pleno. Luego, la mandataria se dirigió a un escenario para hablar ante los trabajadores de la planta y militantes de diferentes agrupaciones políticas que fueron a recibirla. Había banderas de La Cámpora, Nuevo Encuentro, Kolina y los sindicatos Uocra y Luz y Fuerza, entre otras. Además, se montaron unos globos blancos con la leyenda “Gracias Cristina. 100 por ciento orgulloso”.
La mandataria recordó que en la década del ’90 el sector nuclear había sido desmantelado y recién se reactivó durante la presidencia de Néstor Kirchner, quien decidió retomar la construcción de Atucha II, montar otro reactor de baja potencia denominado Carem 25 e incrementar el presupuesto de la estatal Invap, empresa dedicada al diseño y construcción de satélites y reactores nucleares de investigación. La reactivación de las empresas nucleares estatales benefició también a una serie de firmas nacionales que forman parte de la cadena de valor. “Hoy tenemos 129 empresas argentinas con certificación nuclear, 25 certificadas para la construcción de obras nucleares y 104 certificadas como proveedoras de obras”, aseguró. La Presidenta también se refirió al impactó a nivel de empleo. “El plan nuclear ha significado 5220 nuevos especialistas en materia nuclear; 1780 científicos y expertos; 1100 profesionales adultos; 390 jóvenes profesionales; 620 jóvenes técnicos para Atucha II; 1330 soldadores nucleares”, agregó.
Después de enumerar distintos logros alcanzados en el sector nuclear, la Presidenta sostuvo que ahora se avanzará con la construcción de dos nuevas centrales nucleares gracias a los acuerdos firmados con China. En ese momento volvió a refutar algunas de las críticas que recibieron esos acuerdos por parte de empresarios locales y pidió no cometer los mismos errores que en el pasado. “Vivimos en un mundo que está cruzado por profundos intereses geopolíticos y estratégicos, que fueron los que obturaron y clausuraron el proyecto nuclear en la Argentina en los años ’90 porque no les interesaba. Por eso se nos iban los pibes de las facultades afuera, porque no tenían oportunidad de desarrollar los conocimientos que la universidad nacional pública y gratuita les había dado. Les pido que abran bien los ojos, no estoy hablando de conspiraciones, no es un mundo de conspiraciones, eso déjenlo para las novelas de John Le Carré, es un mundo de intereses que quieren que unos estén subordinados y los otros mandar, y se enfrentan con gobiernos como este que no permiten que nadie le marque la cancha”, afirmó.
Luego mencionó que el martes el canciller Héctor Timerman les mandó dos cartas “a dos importantes actores internacionales”. Los países, que la Presidenta no mencionó, son Estados Unidos e Israel. “Desde la Argentina les decimos que no nos trasladen conflictos que no nos son propios. Nuestra idiosincrasia, nuestras costumbres, nuestros ideales son los de un país pacífico, donde conviven distintas religiones, etnias, inmigrantes, somos todos hijos de inmigrantes”, afirmó. A continuación fue más allá y aseguró que “las dos cartas del canciller, ayer (por el martes), no son casualidad, porque en realidad prefieren una Argentina sin plan nuclear, una Argentina que no se desarrolle en el campo científico, una Argentina de bajos salarios, de mano de obra barata, una Argentina como la que tuvo que venir a levantar, con apenas el 22 por ciento de los votos Néstor Kirchner un 25 de mayo de 2003”, sostuvo sin precisiones sobre cómo estarían operando ambas naciones para condicionar el modelo de desarrollo argentino.
Además de reivindicar los avances en el sector nuclear, la Presidenta dijo sentirse orgullosa de que Argentina sea “un país líder en materia de derechos humanos”, y recordó la anulación de las leyes de obediencia Debida y punto final y el inicio de los juicios para condenar, no sólo a los jefes de las Fuerzas Armadas durante la última dictadura sino al conjunto de los militares y civiles involucrados en los secuestros, torturas y desapariciones. “Estoy con mucho orgullo, porque puedo ir a cualquier país del mundo, aun a aquellos países que de repente tienen cárceles clandestinas y a gente detenida sin proceso; puedo ir a países donde lanzan misiles contra poblaciones civiles, donde mueren niños, ancianos y mujeres, puedo ir a cualquiera de esos países, pararme enfrente y decirles que en la Argentina impera la ley, y que ningún argentino puede ser encarcelado si no es por orden de juez competente o condenado con sentencia firme, con plena vigencia de las garantías constitucionales”, sostuvo en lo que pareció una respuesta frente a los cuestionamientos que vienen de Estados Unidos por la falta de avances en la causa AMIA y la preocupación por la muerte del fiscal Alberto Nisman en circunstancias dudosas.
La Presidenta volvió a referirse a China al final de su discurso, aunque esta vez sin nombrar al gigante asiático, al afirmar que en el mundo “hay actores nuevos y, lejos de ser malo, es algo muy bueno para nosotros”. “Por eso hacemos alianzas estratégicas, nos abrimos a todos, y si quieren venir de otros países y de otras potencias, ofreciendo las mismas condiciones de financiamiento, ofreciendo las mismas posibilidades, estamos abiertos a todo el mundo, pero sin imposiciones de nadie”, declaró. En todo momento hizo referencia a las presiones del exterior, pero también a las internas, y dijo que en las disputas de poder no está en juego sólo el poder presidencial. “La disputa de poder no es ver si manda más la Presidenta o manda más el empresariado, la disputa de poder es cómo les va a ir a ustedes, porque si mandan más los que tienen más a todos ustedes les va peor”, concluyó.
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