ECONOMíA
No hubo acuerdo de libre comercio, anticipando los obstáculos del ALCA
El Mercosur enviará una misión empresaria a México, con más de 200 integrantes, para sustituir el acuerdo bilateral que no pudo ser. Las barreras a los productos agrícolas trabaron el acuerdo.
Por Cledis Candelaresi
Argentina tiene frente a México dificultades similares a las que enfrenta con Estados Unidos: la intransigencia del Vicente Fox en flexibilizar las barreras que impone a los productos agrícolas hizo abortar de hecho el tratado de librecomercio bilateral con aquella nación latinoamericana. Frente a esto, el gobierno local se resignó a buscar acuerdos sectoriales y apoyar una megamisión empresaria del Mercosur, que el lunes estará instalada en el Distrito Federal para buscar negocios concretos. Es otra cara de la estrategia “multipolar y pluritemática” que la Cancillería intenta instrumentar junto a Brasil, aunque sin conseguir demasiada sintonía tampoco con este vecino. Muchos de estos problemas del entramado comercial regional quedarán desnudados desde este jueves en la cumbre por el ALCA, opción que la gestión de Néstor Kirchner defiende como un recurso potencialmente muy atractivo.
México es un buen mercado en sí mismo por sus 100 millones de consumidores. Pero también es apetecido como una vía de ingreso al de los Estados Unidos, con el que tiene una relación comercial de privilegio, ya que el 90 por ciento de las exportaciones aztecas van a su vecino. Quizá por esta vía los productos argentinos consigan atravesar las fronteras norteamericanas pobladas de aranceles excepcionales pero exorbitantes, trabas burocráticas y derechos antidumping que descolocan sistemáticamente a los cítricos, mieles o aceros fabricados localmente.
Pero a pesar de sus visibles diferencias, Bush y Fox son igualmente rígidos a la hora de defender de la competencia externa a un sector de su producción que consideran estratégico o que tiene fuerte poder de lobby sobre ellos, empezando por el agropecuario. Justo allí donde Argentina tiene evidentes ventajas comparativas. Esto bloqueó de hecho el acuerdo de un tratado de librecomercio, pero no cerró las puertas a algunos negocios comunes como los que intentarán cerrar los 108 empresarios argentinos junto a 60 brasileños y otros de Paraguay y Uruguay, en unos días.
Hasta ahora, el único avance concreto en las negociaciones bilaterales fue un acuerdo automotor que permite vender 50 mil autos por año a México libres de aranceles y propició el intercambio de autopartes: en ese país se venden cajas de transmisión cordobesas y allá se fabrican motores que se ensamblan acá. Por eso Martín Redrado, encargado de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, insiste en la posibilidad de trabajar en acuerdos de este tipo o, como opción de mínima, impulsar contratos individuales, como el que sellarían en unos días dos textileras de ambos países para fabricar en el Norte corbatas con hilados bonaerenses. Un retroceso parecido al que está sufriendo el ALCA frente a la intransigencia de sus dos principales economías a discutir aquellos temas que le resultan más “sensibles”. Estados Unidos ya decidió per se que los subsidios a la producción agrícola sean debatidos en la Organización Mundial de Comercio, lo que equivale a limitar la negociación a rubros de su interés ofreciendo muy poco a cambio.
El problema es que Brasil acaba de adoptar un camino similar y también decidió delegar en la OMC la discusión de cuestiones referidas a propiedad intelectual, inversiones o compras gubernamentales (que un país pueda participar como proveedor del otro). Lo hace, según aseguran los funcionarios del PT, para “contrabalancear la negociación”. Pero, de hecho, significa una estrategia independiente no sólo de las aspiraciones de Washington sino de los intereses y criterios argentinos.
Mercosur, sin embargo, llevará a Miami una posición común como bloque. Es la idea de que ALCA permita acuerdos con “distinto grado de compromiso”, algo que de hecho invalida un gran pacto regional, como imaginó George Bush padre. Pero esto, en lugar de desvelar a Washington, la anima a seguir con su estrategia de ir sellando minipactos individuales en los que consigue apertura exactamente en aquellos rubros que más le interesan y sigue relegando las cuestiones problemáticas a la OMC, donde las negociaciones están irremediablemente estancadas desde el fracaso de la cumbre de Cancún.