ECONOMíA › CUELLOS DE BOTELLA EN ALGUNAS INDUSTRIAS

Poco envión al empleo formal

El informe industrial del INdEC revela que los empresarios no esperan incorporar personal. ¿Y en negro?

“¿Cómo espera que evolucione la dotación de personal durante el mes en curso?”, preguntaron los encuestadores del INdEC, y el 87,1 por ciento de los empresarios consultados, incluidos en la muestra con que se elabora el EMI (Estimador Mensual Industrial), respondieron con un lacónico “no variará”. El dato, conocido con la difusión del EMI correspondiente a octubre, sugiere que, a pesar del fuerte ritmo de repunte en la actividad fabril –con un incremento del 16,8 por ciento en los diez primeros meses de 2003–, la reactivación no se traduciría en creación de empleos. Sin embargo, este resultado podría estar influido por la distorsión que muestra el mercado laboral: claramente, la mayoría de los nuevos puestos generados son informales. Corresponden, así, a un ámbito que difícilmente sea captado por un sondeo como éste, dirigido a empresas líderes y a cámaras empresarias. Por algo a aquel vasto espacio de negreo, donde más dinámica se muestra la ocupación, se lo denomina “economía no registrada”.
De todas formas, este aspecto del EMI refleja cierto modesto margen en favor de una mayor demanda laboral, ya que el 9,7 por ciento de las empresas manifestaron el propósito de incorporar personal, mientras que sólo un 3,2 por ciento revelaron la decisión de prescindir de trabajadores. Mayor saldo favorable arrojó la pregunta referida a la cantidad de horas trabajadas por el personal afectado al proceso productivo. En este punto, un 19,4 por ciento de los interrogados indicaron que aumentarían, y sólo un 3,2 por ciento previeron que bajarían.
Las previsiones recogidas por el EMI de octubre parecen confirmar así que en el sector formal de la economía sigue siendo baja la elasticidad producto del empleo; es decir, la generación de puestos al expandirse la producción. La elasticidad es sí alta en el resto, poblado de empresas pequeñas y micro, de escasa dotación de capital y consiguientemente intensivas en mano de obra.
Otro elemento interesante que surge del estimador es el sistemático incremento en la utilización de la capacidad instalada en la industria, que había caído a un crítico 48,2 por ciento en enero de 2002, pero que en octubre último ya alcanzó a un 69,1 por ciento. Esto daría la razón a quienes consideran que hay todavía bastante margen para que el PIB industrial pueda seguir acrecentándose sin exigir inversiones para ampliar la capacidad.
Pero ese dato general encubre situaciones sectoriales muy disímiles. En un caso extremo, la utilización de la capacidad es el 96,5 por ciento en las industrias metálicas básicas, nivel que equivale a la saturación, dado que nunca es posible el empleo total de la capacidad. Otros sectores tienen por su parte muy poco margen ocioso, con porcentajes de utilización de 86,3 en papel y cartón, como también en refinación de petróleo, del 76,8 en sustancias y productos químicos, y 76,4 en textiles. Esto significa que, más allá de la cómoda situación general, hay sectores, ramos o segmentos específicos donde ya se presentan cuellos de botella.

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Fuerte repunte industrial.
 
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