ECONOMíA
Un grupo de empresarios locales quiere rodear al Presidente
En un gesto de apoyo al Gobierno, varios empresarios se reunieron con Eduardo Duhalde en la Casa Rosada para ofrecerle colaboración, al tiempo de exigir reglas económicas claras. También se quejaron por los escraches y las cacerolazos.
Por Cledis Candelaresi
Si uno no sabe adónde va, ningún camino lo lleva, reza el proverbio chino que ayer invocaba el puñado de empresarios que se reunieron con Eduardo Duhalde, convencidos de que el Gobierno, la economía y el país son como un barco que zozobra. Representantes de Fiat, Alpargatas, Techint, SanCor, Ingenios Ledesma y Alpargatas, entre otras compañías líderes, se arrimaron ayer al mediodía hasta la Casa Rosada con el propósito político no confeso de respaldar la gestión del ministro de la Producción, Ignacio de Mendiguren, también presente en la cita. Pero, de paso, propusieron al Gobierno sumarse a las comitivas que vayan al exterior, con el objeto de promover exportaciones y, de paso, ayudar a recomponer la deteriorada imagen externa y la menguada credibilidad.
El cálculo empresario es sencillo y fue expresado ante Duhalde en términos igualmente llanos. Si Argentina no normaliza su relación con el mundo financiero internacional (es decir, si no consigue un acuerdo con el Fondo y los acreedores externos), no demuestra que es capaz de respetar derechos de propiedad y no diluye la amenaza de un estallido social, las empresas no pueden concebir proyectos ni para exportar ni para reconquistar un mercado interno muy golpeado por la recesión.
En términos menos drásticos, algo similar a lo que planteó el día anterior el vicepresidente de Pérez Companc, Oscar Vicente, quien fue directo al corazón del problema que enfrentan muchas grandes empresas: con ingresos en pesos y deudas externas en dólares, hasta los más fuertes y prósperos grupos económicos resultan inviables.
La movida empresarial de ayer no tuvo un respaldo institucional formal, aunque los empresarios que concurrieron a la Rosada están muy próximos a la Unión Industrial Argentina. Los asistentes integraron hace un mes una especie de consejo consultivo, concebido para fortalecer al Ministerio de la Producción, cuyo titular está objetado dentro y fuera del Gobierno.
En Economía, estrechísimos colaboradores de Jorge Remes Lenicov se refieren irónicamente a Producción como “el ministerio de la Felicidad”, por los reclamos presuntamente inagotables y ajenos a las angustias fiscales que formula su titular. Al mismo tiempo, llueven sobre De Mendiguren críticas de otros empresarios a los que la pesificación de deudas y la devaluación no favorecieron en demasía.
La visita a Duhalde tuvo un doble propósito. Por un lado, demostrar que El Vasco tiene respaldo y el Ministerio de la Producción, sentido, preservando un lugar de privilegio para el lobby industrial. Por el otro, recordarle al Presidente que sin estabilidad macroeconómica (con un dólar en alza y con manifestaciones y escraches) “es difícil recrear el clima de inversión”.
Amadeo Vázquez, lobbista que oficia de nexo entre el sector financiero y los constructores, se sumó al grupo de visitantes, que también integraron Guillermo Gotelli (Alpargatas, promotor de aquel consejo), Luis Betnaza (Techint), Vicenzo Barello (Fiat), Federico Nicholson (Ledesma), Miguel Altuna (SanCor) y Javier González Fraga (La Salamandra), entre otros. “No podemos estar como con el hormiguero pateado, dando vueltas en torno a las cacerolas”, graficó el consultor.
Difícilmente algún empresario discrepe con esa percepción de que Argentina está en una situación casi anárquica, con riesgo de explosión social, tal como advirtieron al Presidente los visitantes en la intimidad del encuentro. Pero es mucho menos probable que los empresarios coincidan en cómo debe Argentina recuperar el crecimiento y ganar competitividad, ya que el frente empresario está claramente fragmentado.
Gotelli intentó ayer entusiasmar al Duhalde con la idea de que, “en siete años, Argentina podría estar exportando por 70 mil millones”, más del triple que en la actualidad. Pero, seguramente, el plan del hombre de Alpargatas incluye tarifas de servicios públicos muy por debajo del que pretenden las prestadoras de servicios para enfrentar los quebrantos que le ocasionó la devaluación y el problema de tener obligaciones en dólares. “Nuestra idea es incorporar a las privatizadas y al sector financiero para trabajar en una propuesta de crecimiento y productividad”, aseguraban Gotelli y Vázquez, erigidos en voceros del encuentro. Pero esa incorporación parece utópica en un momento donde hay tantos intereses contrapuestos, en particular entre productores y banqueros.
Lo que todos quieren estar involucrados es en las decisiones oficiales que los afectan. Algunas empresas (incluida Pérez Companc) ya pidieron que se las sume a la negociación de la deuda externa pública, con el ánimo de favorecerse con las mismas prerrogativas que consiga el Estado. Otras, sugirieron a Duhalde integrar comisiones mixtas para conquistar nuevos mercados y respaldar tras la frontera a un Presidente que en el exterior está sospechado de ser un populista desorientado.