La economía brasileña finalizará 2016 con una caída del 3,15 por ciento, según la estimación de las principales consultoras de Brasil. Para 2017, en tanto, esperan una recuperación del 1,3 por ciento, aunque el FMI estimó que será mucho más modesta, del 0,5. Este retroceso de la actividad en el mercado brasileño fue resultado del plan de ajuste iniciado en 2015, cuando la economía cayó 3,8 por ciento, y se recortó el gasto, se devaluó y se aumentó la tasa de interés en moneda local.

La administración de Michel Temer, pese a los pésimos resultados económicos de los últimos años, avanza con propuestas ortodoxas y planea congelar el gasto público por las próximas dos décadas. Con 255 votos contra 9, la cámara de diputados aprobó ayer darle luz verde al proceso para reformar la constitución de 1988 y permitir la reducción de las erogaciones estatales. En el Partido de los Trabajadores aseguraron que el proyecto tendrá efectos nocivos para la sociedad en el mediano y largo plazo. “Esta enmienda será la desgracia de Brasil, escuelas y hospitales tendrán menos dinero por 20 años”, dijo Ze Geraldo, uno de los representantes del PT.

En cuanto a la inflación, las estimaciones para 2016 se ubicaron en 7,0 por ciento. Para 2017, el mercado pronosticó una inflación del 5,1 por ciento.