ECONOMíA
“No es cierto que estén subiendo los precios”
Esa afirmación corresponde a la subsecretaria de Defensa del Consumidor, Patricia Vaca Narvaja, saliendo al cruce de las denuncias de aumentos en carne, pollo y pescado. Política de seguimiento de precios.
Por Cledis Candelaresi
Lejos de alborotarse por la suba de precios en algunos alimentos básicos denunciadas en los últimos días, la Subsecretaría de Defensa del Consumidor considera que muchas de esas alertas son falsas y que ni siquiera la recomposición de las tarifas públicas justificaría una remarcación importante. Tan así sería que una canasta alimentaria de sesenta productos vendidos por las principales cadenas de supermercados en lo que va de marzo habría descendido un 0,4 por ciento, ubicándose en 170,53 pesos, menos de lo que costaba en octubre pasado. Pero a pesar de esta optimista visión, Patricia Vaca Narvaja decidió estar on line con supermercados y productores para detectar cualquier “desvío” que habilite una intervención oficial siempre acotada: ni siquiera se puso en vigencia la resolución que obliga a los comercios a informar quincenalmente sobre lo que sucede en las góndolas y mostradores.
Aquellos datos oficiales se dan de bruces con los denunciados en las últimas horas por Adecua, que pensando también en el encarecimiento de taxis y cigarrillos advirtió sobre una inminente escalada inflacionaria.
Pero contradicen también la información ratificada por agrupaciones empresarias como la Federación de Carniceros, cuyo titular alertó sobre una suba del producto del 20 por ciento desde enero pasado.
Defensa del Consumidor sí reconoce que el asadito resulta más costoso, básicamente por una restricción de la oferta de animales que se puede acentuar hasta mayo, cuando Argentina termine de cubrir los compromisos de la cuota Hilton. El atractivo tipo de cambio hace que los productores prioricen la exportación, amén que el excelente precio de la soja agrandó las zonas de siembra cuanto que achicó las de las pasturas. Hay menos vacas y, al mismo tiempo, la demanda aumentó: hoy se consumen 70 kilos anuales per cápita contra los 61 del 2002.
Pero según la subsecretaría el incremento fue menor que el acusado y podría haber sido aún más modesto si los frigoríficos trasladaran también las bajas. “La carne subió en febrero y en la primera semana de marzo. Pero bajó un 4 por ciento en la segunda y un 0,6 en la tercera y esto no se ve reflejado”, se quejó ayer la funcionaria ante Página/12.
Con el pollo no habría dudas: lejos de subir bajó. El Centro de Empresas Proveedoras Avícolas acercó en las últimas horas a las oficinas de Diagonal Sur un informe solicitado por Vaca Narvaja en el que detalla que el precio del kilo habría bajado de 3,90 pesos en diciembre hasta 3,20, en parte por una producción record de 24 millones de aves, un 22 por ciento más que el año pasado. La subsecretaria también se comunicó con empresarios marplatenses para ver qué sucedía con el pescado y la conclusión es que “no tuvo ninguna variación” o ésta es despreciable.
Bajo un régimen de precios libres, la principal herramienta para conseguir esos datos y eventualmente promover una corrección es la presión política. Convocar a los responsables y debatir la subas, con la fiscalización de los medios de comunicación, tal como ocurrió semanas atrás con los panaderos, que invocando mayores costos planeaban un aumento finalmente abortado por esa tarea de “disuasión”.
No hay mucho más. Meses después de haber sido anunciada la resolución que obliga a supermercados a informar quincenalmente el precio de cuarenta y cinco productos básicos, la norma aún espera un pulido en la Secretaría de Coordinación del Ministerio de Economía.