Michael Mussa, uno de los más enconados críticos de la actitud argentina en la renegociación de la deuda, al punto de haber calificado de “recalcitrante” la conducta del gobierno de Néstor Kirchner, será homenajeado por el Fondo Monetario al cumplir 60 años. En realidad, podrían festejar los dos juntos, porque también el FMI nació en 1944. La coetaneidad no impidió, sin embargo, que en 2001 Mussa abandonase con un portazo su puesto de economista en jefe del organismo, tras fustigar la política económica de George W. Bush. Dejando atrás ese episodio, el FMI celebrará los días 4 y 5 de junio un seminario en honor de Mussa, quien encabezó el Consejo de Asesores Económicos de Ronald Reagan. El acontecimiento contará con la participación del economista argentino Eduardo Levy-Yeyati, de la Universidad Torcuato Di Tella. Si el lector desea sumarse al tributo debe registrarse enviando un mail antes del 31 de mayo a
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El homenajeado se pronunció en 2001 en contra de que el Fondo siguiera financiando a la Argentina para sostener la convertibilidad, posición que sostuvo a voz en cuello especialmente desde que se fue del FMI. En realidad, expresaba una posición que había estado cobrando fuerza en el Departamento de Investigaciones del Fondo desde 1999, tras la devaluación brasileña. Veían con creciente claridad que el 1 a 1 no tenía salvación.
Según Levy-Yeyati, quien fue economista jefe del BCRA durante la gestión de Mario Blejer, Mussa estaba entre quienes se oponían a que se armasen paquetes de rescate para acudir en auxilio de economías que sufrían crisis sistémicas. De acuerdo con esa visión, que resaltaba el “riesgo moral” (se la conocía en inglés como moral hazard view), debía priorizarse el efecto disciplinador que tendría, tanto para los dadores de crédito como para los tomadores, la negativa a asistir a cualquier país en cualquier circunstancia. En todo caso, había que dar lo menos posible, y antes de hacerlo pedir resultados.
En la vereda opuesta se alineaban economistas como Stanley Fischer, que fue el número dos del Fondo en tiempos de Michel Camdessus. Ellos prestaban mayor atención a los riesgos reales (era el real hazard view); es decir, a los costos económicos, sociales y políticos que acarrearía el colapso de una nación endeudada.
El trabajo que presentará Levy-Yeyati, y que preparó en colaboración con Tito Cordella, del FMI, contradice la posición de Mussa. Muestra como ejemplo el caso de México, que tuvo a su disposición un masivo salvataje cuando la crisis del Tequila, a fines de 1994, y lejos de relajar su disciplina aplicó desde entonces políticas sustentables.
La idea es que si los países tienen garantizado el respaldo internacional en caso de sufrir shocks exógenos –es decir, problemas ajenos que los afecten y que ellos no tengan cómo controlar, como los famosos efectos contagio–, sus políticos se sentirán estimulados a jugarse por estrategias equilibradas. El Fondo debería asegurar, para estos casos, rescates según reglas explícitas y no discrecionales. De no ser así, los gobernantes temen aplicar medidas impopulares de ajuste y que luego, por algún trastorno en los mercados reales o financieros, quedarse con todo el costo político y sin beneficio alguno.