ECONOMíA › DESPUES DE LA OFERTA, ANALISIS BONO POR BONO
Las claves de lo que vendrá
Esta semana el secretario de Finanzas se encontrará con los acreedores locales. Los bancos que asesoran al Gobierno se reunirán con Krueger.
Luego del anuncio general del nuevo plan de reestructuración de la deuda, los acreedores apuestan a conseguir mejores resultados a través de su implementación en particular, esto es,en la discusión bono por bono. La estrategia se basa en las supuestas ambigüedades dejadas por el anuncio del pasado martes. Según esta óptica, el Plan Buenos Aires, presentado por el gobierno como propuesta final, dejaría cierto margen de negociación. En consecuencia, los días por venir serán de contactos intensos. Esta semana será el turno de los encuentros con los acreedores locales, que en conjunto poseen el 38 por ciento de la deuda en cesación de pagos. En el frente externo el Gobierno espera que el FMI, cuya misión llegará en los próximos días, no haga lobby junto a los privados.
El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, tiene agendadas esta semana dos reuniones con los tenedores locales. El martes, con la Asociación de Damnificados por la Pesificación y el Default (ADAPD) y el viernes, con la Asociación de Ahorristas de la República Argentina (AARA). Sin embargo, las determinantes de la evolución del tramo local de la reestructuración no serán estas dos agrupaciones, sino las AFJP, que poseen papeles por alrededor de 20.000 millones de dólares. Algunos banqueros muy vinculados a las AFJP, creen que el Bono Cuasi Par fue diseñado pensando en las administradoras.
La presunción del poder financiero responde a que la quita del valor nominal del cuasi par será de alrededor del 30 por ciento y los intereses que pague durante los primeros 10 años se capitalizarán. Esto es, por 10 años no habrá pagos de ningún tipo, pero los papeles podrán figurar como activos crecientes en los balances.
Según estiman en la city, para garantizar que las AFJP acepten el canje será necesario el empujón de un fallo “pro pesificador” de la Corte Suprema que termine con la disputa redolarizadora. Este parecer puede hallarse, por ejemplo, en el último informe de MVA Macroeconomía, la consultora fundada por Mario Vicens, actual titular ABA, la Asociación de Bancos de la Argentina.
El otro capítulo de los acuerdos será en la discusión con los acreedores del exterior, donde el principal grupo, el Comité Global de Acreedores (GCAB), liderado por Nicola Stock y Hans Humes, cuenta con el cerrado apoyo del FMI. En los días previos a la segunda revisión de las metas del stand by en curso, el organismo presionó para que el GCAB, que se asigna la representación de bonistas por 37 mil millones de dólares, sea tratado como interlocutor privilegiado. Como cabía esperar tratándose de lobbistas profesionales, las caras visibles del Comité Global sostuvieron que el Plan Buenos Aires era insatisfactorio e inaceptable. También es previsible que continúen con esta postura hasta el día antes de acordar. No obstante, el Gobierno ya comenzó a explotar la heterogeneidad del grupo y apuesta a su división. La semana pasada se reunió con uno de los sectores, el Argentine Bond Reestructuring Agency (ABRA), que lidera Adam Lerrick.
La posición del FMI, en tanto, parece ser conservar para sí el lugar de juez de la negociación, aunque sin intervenir directamente. En esta línea deben interpretarse las declaraciones escuchadas en los últimos días: En su lenguaje habitual, el Fondo dijo que apreciaba el esfuerzo del gobierno argentino, pero que será clave conseguir un alto grado de aceptación entre los acreedores. El punto es que una alta participación dependerá también de la actitud y apoyo de los organismos. Para atacar este círculo vicioso, los negociadores por Argentina esperan convencer al FMI de las bondades del nuevo plan y, sobre todo, aspiran a que el Fondo no interfiera en la negociación con los privados. Dos ejecutivos de los bancos que asesoran al Gobierno en el canje se reunirán para tal fin con Anne Krueger, la número dos del organismo. Será a mediados de semana en Washington. Oficialmente, la tarea de los banqueros será explicar la nueva oferta. Para los próximos días se espera, a su vez, la llegada de una “misión técnica” del Fondo en recorrida de auditoría. Pero esta vez, la lupa no será enfocada sólo sobre las cuentas públicas, sino también sobre el menú de bonos del nuevo plan.