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La puesta en marcha de la nueva policía bonaerense del conurbano, o Policía II, tiene sus bemoles: ya tuvo su correspondiente ley, aprobada la semana pasada, pero le faltan los uniformados. De los 6500 inscriptos para integrarla, sólo 520 (el 8 por ciento) superó el examen de admisión. Entre quienes no lo superaron hubo de todo: gordos, petisos, esmirriadas y una cantidad importante de rechazos por agresividad. Desde el gobierno bonaerense no ven como un fracaso el número escaso, sino como una consecuencia de que la selección es estricta. “Si se hubiera hecho antes no estaríamos padeciendo algunos de los problemas actuales”, señaló a Página/12 la subsecretaria de Formación y Capacitación del Ministerio de Seguridad bonaerense, Haydée Barletta.
La Policía II se desplegará en los partidos del primer cinturón del conurbano. En la convocatoria se estableció un cupo límite de 4 mil nuevos policías y un mínimo de 2 mil. Las autoridades contaban con una inscripción masiva, pero los plazos debieron extenderse, ya que no se llegó a reunir el mínimo de interesados. En la última semana de mayo ya había 6500 inscriptos. De ese total, 2020 pasaron el primer filtro, entre ellos muchos que aún adeudaban una o dos materias del secundario. Según dijo Barletta a este diario, “el no haber superado el examen puede ser un incentivo para que den esas materias que les faltan y puedan inscribirse”.
Los 2020 enfrentaron con expectativas el examen psicofísico, pero sólo 520 pasaron el filtro. Por el lado físico, no pasaron los que estaban excedidos de peso (hubo casos de más de 100 kilos), o chicas con peso muy bajo; tampoco los que no daban la altura mínima. “Los resultados –señaló Barletta– nos permiten entender con qué contamos y qué es lo que tenemos. Por ejemplo, nos dicen que aunque para las tablas médicas una chica de un metro sesenta no debe pesar 45 kilos, desde el punto de vista cultural es aceptado. De todos modos, las exigencias físicas en la fuerza policial son imprescindibles tanto para tener respuesta para seguridad de los demás como para la seguridad de ellos mismos.”
También se registraron rechazos en el examen psíquico. En general, tuvieron que ver con los niveles de agresividad. Barletta insistió en que la agresividad en sí misma “no es un defecto. No es que hayan rebotado un examen porque lo dieron mal. La agresividad puede resultar imprescindible para otro tipo de profesión o actividad. Lo que ocurre es que en la actividad policial la agresividad incide mucho. En los exámenes aparecen rasgos de alguna agresividad, y un control errado de esa agresividad no es recomendable en esta actividad”. Si bien 520 aprobados es un número bajo respecto de los inscriptos (apenas alcanza el 8 por ciento), Barletta consideró que “no se debe tomar el resultado como un fracaso de la convocatoria sino como efecto de una selección rigurosa. Si se hubiera hecho así antes nos habríamos ahorrado muchos problemas”. El 14 de junio, los aprobados iniciarán el curso teórico en las universidades y luego seguirán con las materias prácticas.