ECONOMíA › PRESENTACION OFICIAL DE LAS CONDICIONES DE LA OPERACION ANTE FINANCISTAS
“No habrá ni mejoras ni ningún otro canje”
Para desinflar versiones intensas que circularon por la city, el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, aseguró que no habrá cambios.
Los viejos bonos se quedarán sin mercado. La gira por el exterior comienza por Miami para que el mercado comience a hablar.
Por Claudio Zlotnik
“A quienes no acepten el canje les digo que no habrá ninguna mejora. Ni ningún otro canje. Este es el canje que hay.” Guillermo Nielsen fue tajante. Lo escuchaban banqueros y empresarios, pero el mensaje estaba dirigido casi exclusivamente a los financistas. En las últimas jornadas, en la city se extendió la versión de que, tarde o temprano, la Argentina volvería a flexibilizar su propuesta, aun cuando el nivel de aceptación alcance al 70 o 75 por ciento.
Más allá de que sea lo más lógico que un deudor le jure al acreedor que su oferta de pago es insuperable, el equipo económico asegura que esta reestructuración se diferencia de las otras experiencias internacionales: se incluyó una cláusula por la cual, en el supuesto caso de que la Argentina mejore su oferta en los próximos diez años, a los bonistas que hayan aceptado ahora se les acreditará la diferencia. Esta cláusula, denominada la del “acreedor más favorecido”, refleja “el fuerte compromiso de la República” con la transacción, dijo Nielsen. “Todos los acreedores que ingresen deben tener la mayor tranquilidad”, añadió.
Nielsen estaba flanqueado por los otros dos funcionarios que lideraron la confección de la propuesta: el subsecretario de Financiamiento, Sebastián Palla, y el secretario de Coordinación Técnica, Leonardo Madcur. Este mismo equipo, al que se sumarán otros técnicos, será el que desde hoy presentará la propuesta en Estados Unidos y Europa. El debut es en Miami.
Nielsen salió muy fuerte al cruce de las sospechas que se instalaron en los centros financieros: que el Gobierno se verá obligado a mejorar la propuesta más adelante, con el objetivo de sumar a los bonistas que se queden afuera. Así lo hicieron en otras reestructuraciones de deuda. Mendoza, por ejemplo, tuvo que hacerlo y todavía no pudo cerrar la operación. También pasó con el levantamiento del corralito.
La hipótesis que manejan algunos bancos y consultoras es que si la aceptación va del 60 al 75 por ciento, la nueva convocatoria ocurrirá dentro de un año, como máximo. En cambio, si es inferior a ese porcentaje el llamado sería durante 2005.
Fue en este contexto que Nielsen comentó sobre las distintas medidas tomadas para despejar ese panorama. Además de la cláusula del “acreedor más favorecido”, el equipo económico confía en otra medida prevista en el prospecto que incentivará a los acreedores: la estrategia de rescate de los nuevos papeles. Tiene como objetivo revalorizar los bonos surgidos en el canje. ¿Con qué dinero se hará? Con la capacidad de pago sobrante en caso de que la aceptación sea inferior al ciento por ciento. Nielsen señaló ayer que por cada 10 por ciento de bonistas que rechacen la oferta habrá nada menos que 660 millones de dólares para destinar a esta operación. Añadió que se efectuará a través de un mecanismo “transparente”. El Gobierno tendrá cinco años para agotar esta intervención.
Otro incentivo para los acreedores son las denominadas “unidades ligadas al PIB”. Los bonistas serán socios de la Argentina: si la economía crece embolsarán una pequeña parte de esa expansión: el 5 por ciento del excedente del crecimiento pautado para cada año. El prospecto indica que los cupones empezarán a pagarse a partir de 2006 teniendo como referencia la expansión de este año. Para 2005, el piso de crecimiento es del 4,25 por ciento. Esta pauta va achicándose año tras año hasta estabilizarse en el 3 por ciento a partir del año 2014. Este cupón comenzará a cobrarse el próximo año y tendrá vigencia por otros 30. Estos cupones tendrán oferta pública en forma separada del bono.
Por último, Nielsen dio otra pista de la manera en que piensa arrinconar a los acreedores: aseguró que “no hay ninguna posibilidad” de rescate de los bonos que sigan en default. La apuesta de Economía es que estos títulos queden sin liquidez y pierdan valor. No obstante, Lavagna descartó las “cláusulas de salida”. Son las que modifican las condiciones de emisión de los viejos papeles, como por ejemplo la jurisdicción en la que fueronemitidos. Economía se vio forzado a desistir de esa vía para que el juez neoyorquino Thomas Griesa fallara a favor de la Argentina en algunas demandas iniciadas por “fondos buitre”.
En su exposición, Nielsen y su equipo hicieron un repaso de los bonos que surgirán con el canje y las condiciones para acceder a cada uno de ellos:
- Bono Par. No tiene quita de capital y tiene 35 años de plazo. Cada inversor podrá suscribir un máximo de 50.000 dólares y tendrán privilegio quienes se decidan en las tres primeras semanas del canje. En caso de quedar un remanente podrá repartirse entre el resto de los inversores. El tope de emisión es de 10.000 millones de dólares si la adhesión es inferior al 70 por ciento y de 15.000 millones si supera ese porcentaje.
- Bono Cuasipar. Presenta una quita de capital del 30,1 por ciento y es el de más largo alcance: vence en 2045. Fue hecho a medida de las AFJP ya que, por un tratamiento contable especial, les permitirá no reflejar pérdidas en las cuotapartes de los afiliados. Es el único título que se emitirá exclusivamente en pesos a una tasa de interés del 3,31 por ciento anual. El lanzamiento total será por 8330 millones de dólares, que permitirá rescatar 11.900 millones nominales de los bonos en default. Como las administradoras poseen bonos por 15.500 millones, el resto lo prorratearán en Discount. Además, las AFJP recibirán Boden 2014 por los 2600 millones que retienen en Letes.
- Discount. La quita de capital ascenderá al 66,7 por ciento. Si el canje supera el 70 por ciento de adhesión se emitirá 18.470 millones de dólares. Tiene un plazo de 30 años y no existen restricciones para suscribirlos.
La maquinaria se puso en marcha. A partir de mañana, el mercado empezará a hablar, como quería Lavagna.