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Pocos meses después de haber abortado una rebaja en el impuesto al valor agregado por el riesgo de que no se tradujera en los precios, el Gobierno encontró una manera de hacer esa reducción por la vía de una tarjeta para las compras que se hagan en efectivo. Mediante el uso de ese plástico, quienes hagan pagos cash acumularán un crédito a su favor por el equivalente a 5 puntos del IVA que podrán utilizar para cancelar futuras adquisiciones.
La propuesta está plasmada en un proyecto de ley que Economía prevé enviar al Congreso próximamente, según admitió ayer el administrador federal de ingresos públicos, Alberto Abad. Con esta iniciativa, el Gobierno extendería a las operaciones que se cancelan con billetes y monedas el mismo beneficio que hoy disponen las que se consuman pagando con tarjeta de débito o crédito. En estos casos, los usuarios de esos plásticos reciben en sus cuentas bancarias un reintegro de 5 puntos sobre los 21 de la alícuota del IVA.
Pero en el caso de la proyectada tarjeta no existe una cuenta bancaria contra la que se gira y en la que el fisco restituya una parte del gravamen. Cada vez que el comprador utilice efectivo, el comerciante deberá pasar por el correspondiente posnet el plástico AFIP emitido a su nombre (según los sondeos realizados por Abad, la mayor parte de los futuros usuarios prefieren que sea nominativo). Entonces, al cliente en cuestión se le acreditará el importe que corresponda y que irá engrosando con las sucesivas operaciones. Ese crédito finalmente podrá utilizarse para pagar otras cosas en el futuro y así se realizará el beneficio.
No será posible forzar a los comercios a tener la maquinita que los conecte al sistema pero, para estimularlos, la AFIP prevé que el costo de instalación podrá descontarse de los impuestos que debe tributar. Por otra parte, el comerciante no se verá perjudicado por postergaciones en el cobro de su venta, ya que ésta se paga en efectivo.
El costo fiscal de ese reintegro no desvela para nada a Abad. No sólo por la buena performance que está teniendo la recaudación sino porque, a su juicio, esa pérdida se neutralizará con un mayor número de operaciones en blanco: el pase de la tarjeta magnética deja un registro de las operaciones tal como ocurre con las tarjetas de débito y crédito.
Según la AFIP, además de promover un blanqueo, esta iniciativa es una garantía de que la reducción de impuestos llegará al bolsillo del consumidor, a diferencia de lo que ocurriría si se dispusiera una rebaja lisa y llana sobre la alícuota, recorte que suele no traducirse los precios finales. Finalmente, extiende a los sectores de menores recursos una ventaja hoy acotada a los sectores más pudientes.