ECONOMíA › PRINCIPIO DE ACUERDO ENTRE BANQUEROS Y GOBIERNO PARA EL NUEVO PLAN DE BONOS
Una puerta al corralito modelo Lavagna
Según voceros oficiales, “en las próximas horas” se anunciaría el canje de los depósitos reprogramados por un menú de bonos, a opción del ahorrista, en dólares y de entre cinco y diez años de vencimiento. Se les otorgaría poder cancelatorio sobre créditos y rendirían tasas atractivas. Parte del costo lo pagará el Banco Central.
Por Maximiliano Montenegro
Cuando en las próximas horas el ministro de Economía, Roberto Lavagna, anuncie el “nuevo” Plan Bonex, los analistas deberán esforzarse para encontrar las diferencias con el repudiado Bonex que terminó de sepultar a Jorge Remes Lenicov. Los plazos fijos reprogramados serán canjeados por un bono emitido por el Estado, sin distinguir el banco y cuya garantía será esencialmente estatal. En las últimas horas se sucedieron tensas negociaciones entre el Ministerio de Economía, el Banco Central y los banqueros para terminar de definir un decreto de necesidad y urgencia con aval parlamentario, un combo pensado sobre tres puntos básicos: Plan Bonex compulsivo para depósitos reprogramados, eliminación del CER para los créditos hipotecarios y un cronograma para desarmar definitivamente el corralito una vez cerrado el acuerdo con el Fondo Monetario.
El menú se conforma así:
- Plan Bonex. Alcanzará a todos los plazos fijos reprogramados. Según confesó una fuente del Banco Central, “es una variante del proyecto original de Remes”. Habrá un bono a 10 años en dólares, garantizado por el Estado. En lugar de rendir una tasa de interés del 2 por ciento anual, los títulos devengarían una tasa más atractiva: Libor más 1 por ciento. El bono será igual para todos, sin distinción entre bancos, justamente porque el garante principal será el Estado. Sólo ofrece dos variantes con respecto al proyecto original. Lavagna quiere un bono a un plazo más corto (5 años) para los depósitos más pequeños (inferiores a 10.000 dólares). La duda que se planteó es si el Estado estará en condiciones en ese plazo de cancelar totalmente ese título, o deberá ser “reestructurado” por otros 5 años.
Por otro lado, pese a que apenas asumió Lavagna dijo que el nuevo bono será respaldado por los bancos, lo cierto es que la garantía de éstos será casi formal. Antes de sentarse a negociar, los bancos extranjeros, los únicos en condiciones de traer dólares del exterior, se negaron categóricamente a garantizar cualquier clase de título en dólares, con el argumento de que toda su cartera de créditos está pesificada 1 a 1. El objetivo de Economía fue desde el comienzo mucho más modesto: que los bancos aporten un “aforo” para cubrir alrededor del 25 por ciento de sus depósitos pesificados, entregando como garantía “cartera 1” de préstamos: es decir, los que están al día. Sin embargo, ninguno de los bancos públicos podría aportar esta garantía, ya comprometida a cambio de redescuentos. Varios bancos privados están en la misma situación.
Sea como fuere, la operación tendrá un costo fiscal por ahora inconmensurable. El Tesoro se comprometería a pagar a los ahorristas un bono en dólares –al tipo de cambio de cambio libre al momento de los vencimientos– y como contrapartida levantará los títulos públicos en cartera de los bancos, que habían sido pesificados a 1,40. De otro modo: para salvar a los bancos y evitar la furia de los ahorristas, el Estado “redolarizará” su deuda.
- ¿Para qué se podrá utilizar el bono? Hasta anoche la idea era que con los bonos se pudiera cancelar exclusivamente créditos hipotecarios. Pero esa posibilidad podría ampliarse a otros préstamos, con la condición de que no estén en mora. La intención es que estos títulos se valoricen en el mercado secundario. ¿A qué valor y a qué tipo de cambio tomará los bonos el banco? Anoche, en el Central especulaban con que el bono podría tomarse a su valor nominal, aunque pesificado a 1,40. Por ejemplo, un bono por 10.000 dólares serviría para cancelar créditos por 14.000 pesos. En el mercado secundario, se piensa que los bonos podrían empezar cotizando a un 30 por ciento de su valor en dólares.
- Corralito. Lavagna está convencido de que más temprano que tarde hay que eliminar definitivamente el corralito. El bono para los plazos fijos terminará con el corralito para esa clase de depósitos, ya que los ahorristas podrán vender los bonos –experimentando importantes pérdidas,obviamente– y utilizar ese dinero. Sin embargo, todavía quedaría el corralito para las cuentas a la vista: caja de ahorro y cuentas corriente. En este sentido, Lavagna cree que sería políticamente atractivo anunciar “el camino de la liberación” junto con el Bonex. “El tema es cómo liberás las cuentas a la vista sin que termines sin escalas en una hiperinflación”, reflexionó ante este diario un importante funcionario del Central.
Actualmente, hay unos 27.000 millones de pesos en cuentas a la vista, de los cuales se calcula que 15.000 millones son ahorros, que una vez abierto el corralito correría sin escalas al dólar. El resto es “dinero transaccional”, que se usa en las operaciones cotidianas de la economía. Para evitar que esos ahorros se vuelquen directamente el dólar, el gobierno ofrecerá la opción de invertir en un bono especial: será a 3 años en dólares, pero los dólares se comprarán a 1,40. “Como la gente no cree en nada, hay que ofrecer algo increíblemente atractivo, como es que puedan dólares a 1,40 y el Estado se comprometa a devolvérselos en tres años al cambio libre”, explicó una integrante del equipo económico. “El problema es que el premio es tan grande que también es muy difícil de sostener”, reconoció. El Estado asumirá el costo de entregar en el corto plazo dólares de las reservas a 1,40.
Cuántas reservas deberá vender el Banco Central para evitar que el dólar se dispare, dependerá del grado de aceptación del bono. “Si abrimos las cuentas a la vista sin tener abrochado el acuerdo del FMI, será muy difícil evitar la híper o una dolarización”, advierten desde el Central, sorprendidos por la “audacia” de Lavagna. “Sin el Fondo, ¿cómo convencemos a la gente de que el dólar no va a valer 10 pesos en el futuro y que no vuelquen sus ahorros al dólar?”, se preguntan. Con o sin el Fondo, Lavagna piensa jugar la gran apuesta en los próximos 60 días. Con o sin el Fondo, es una apuesta arriesgada.