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Casi la mitad de los trabajadores que se desempeñan como asalariados no han sido declarados por su empleador. Es decir, trabajan en negro, sin descuentos jubilatorios, beneficios sociales ni cobertura de salud. De acuerdo con los datos del Indec de la Encuesta Permanente de Hogares para el segundo semestre de 2004, el 48,3 por ciento de los asalariados se encontraban en tal situación en el total de poblaciones urbanas relevadas en el país, pero con picos del 54 y 55 por ciento en las regiones Noroeste y Nordeste. La Patagonia muestra el otro extremo del indicador, con una tasa de evasión patronal del 31,2 por ciento.
Los conglomerados urbanos de Corrientes y Gran Tucumán-Tafí Viejo son los que presentan mayor nivel de informalidad para sus asalariados. En el primero, el Indec registró un 58,9 por ciento de no declarados, mientras que en el segundo la encuesta reflejó un nivel del 57,7 por ciento. También en la Región Pampeana se observan centros urbanos con fuertes índices de trabajadores no declarados: en Concordia, Entre Ríos, llega al 58,1 por ciento.
Por otra parte, del mismo informe del Indec surge que la tasa de desocupación difiere enormemente de acuerdo con las franjas de edad. Entre mujeres menores de 30, la tasa es del 24 por ciento, mientras que para la población femenina por encima de esa edad es del 10,1 por ciento. Entre los varones, las tasas respectivas resultantes son 18,8 y 7,4 por ciento. La curiosidad fue explicada por un técnico del área laboral: el universo de población económicamente activa que toma el Indec arranca desde los 14 años, por lo cual cuenta a muchos menores que están buscando trabajo “sin apuro, entonces rechazan el que no los convence y siguen en la escuela; técnicamente, para la encuesta son desocupados”, lo cual infla los datos de la escala de menores de 30.