ECONOMíA › LAVAGNA LE ANTICIPO A SNOW QUE
VIENE UNA LARGA NEGOCIACION CON LOS BONISTAS

Habrá que arremangarse y tener paciencia

Tras admitir públicamente que habrá algún tipo de propuesta a los bonistas que no entraron al canje, ayer el ministro de Economía le precisó al secretario del Tesoro de Estados Unidos algunos lineamientos de la negociación. Habría un menú mixto. “Con algunos será de una manera, con otros de otra y con otros no arreglaremos nunca.”

 Por David Cufré

El Gobierno encarará negociaciones diferenciadas con los acreedores que no entraron al canje de deuda. “Con algunos arreglaremos de una manera, con otros de otra y con un tercer grupo no arreglaremos nunca”, explicó a Página/12 uno de los funcionarios que participó en Washington de las discusiones con el FMI y el Tesoro de Estados Unidos. Los acuerdos con los bonistas serán a largo plazo, luego de trabajosas gestiones a nivel técnico y político. Se buscará involucrar a gobiernos extranjeros, como el de Italia, por ser el país que concentra el mayor número de acreedores con títulos en default. Todo el proceso podría demorar de tres a cinco años. Lo que existe es el compromiso del Estado argentino de buscar una solución para quienes rechazaron la oferta de reestructuración, pero “de ninguna manera nos pueden pedir que revelemos ahora cuál será nuestra estrategia”, completó el colaborador de Roberto Lavagna.
El ministro hizo ayer una exposición en esos términos ante su par estadounidense, John Snow, en su último día de reuniones a máximo nivel en Washington. El jefe de Hacienda se entrevistó también con el actual subsecretario del Tesoro, John Taylor, y con su sucesor en el cargo, Tim Adams. Más tarde, el encuentro fue con el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez. Lavagna estuvo acompañado por Guillermo Nielsen y Leonardo Madcur.
La confirmación de que se negociará –“a su debido momento”– con los acreedores que no entraron al canje empezó a destrabar el conflicto con el FMI. El gobierno de Estados Unidos respaldó la posición argentina y dio su aval para la firma de un nuevo programa con el organismo, que consistirá en la refinanciación de vencimientos de capital. Es decir, el Fondo no prestará plata fresca, sino que sólo estirará los plazos de pago de sus acreencias.
Lavagna planteó ante Snow que una “solución de mercado” para el default determina, por definición, negociaciones más complejas y a más largo plazo que las de un arreglo lubricado con “plata pública”. El Tesoro de Estados Unidos fue el que impuso las “soluciones de mercado” para las crisis de deuda. El criterio es que los países y sus acreedores deben resolver sus diferencias, sin la intervención –como ocurría en el pasado– ni aportes de dinero del FMI. “Habrá una solución política para los hold outs, pero llevará tiempo”, dijeron cerca del ministro.
Los funcionarios aclararon que los arreglos se harán sin ofrecer a los bonistas mejores condiciones que las que obtuvieron quienes entraron al canje. Y los acuerdos serán diferenciados: “Una cosa son los pequeños inversores italianos y otra los fondos buitres”, comentaron desde el equipo económico. “No nos pueden pedir que digamos exactamente el contenido de nuestra propuesta para cada uno. No lo podemos hacer, porque se verá más adelante, y aunque pudiéramos no lo diríamos porque no vamos a revelar nuestra estrategia”, agregaron. De acuerdo con la versión del Palacio de Hacienda, el Tesoro estadounidense aceptó esos argumentos.
Una alternativa que analizan los funcionarios es recomprar deuda –una vez que puedan emitirse los nuevos bonos del canje– y ofrecer esos títulos a los acreedores italianos que no aceptaron la reestructuración. El Gobierno cumpliría su palabra de no reabrir la operación, pero les daría una segunda oportunidad a quienes quedaron afuera. El equipo económico tomó el precedente del Banco Galicia, que hizo una operación similar con su propia deuda. En este caso, se encarará una negociación con el gobierno italiano para que haga su aporte para mejorar la propuesta: ya sea con recursos propios o forzando a los bancos que vendieron bonos argentinos basura a sus clientes –y que están siendo condenados en la Justicia de su país por su comportamiento– a que intervengan en la operación.
Más allá de la situación de los hold outs, la presión de los países del Grupo de los Siete se debe a que temen que el caso argentino siente un precedente. “Nadie lo dice, pero todos están pensando en Brasil. Les preocupa que en algún momento Lula decida romper el círculo vicioso dealtas tasas de interés y aumento del endeudamiento con una salida similar a la nuestra”, apuntó un colaborador de Lavagna. Hay otros casos, como el de Japón, que pretende apuntalar al FMI porque teme que su pérdida de influencia repercuta negativamente en su región. China ya hizo algún intento de crear un FMI para Oriente, que en su momento fue vetado por Estados Unidos, pero si el organismo que conduce Rodrigo Rato sigue perdiendo peleas podría resurgir esa idea. “A Inglaterra y Canadá también les inquieta la pérdida de influencia del FMI”, completó el funcionario, quien, de todos modos, se mostró confiado en que Argentina finalmente logrará el acuerdo que busca.

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Roberto Lavagna en Washington. Una entrevista en el Departamento del Tesoro que sirvió para seguir bajando la tensión.
 
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