El presidente Néstor Kirchner aseguró ayer en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso que la inflación “es de naturaleza transitoria” y agregó que “los poseedores del capital deben modificar su comportamiento”, porque “no puede permitirse que la avaricia de algunos afecte por vía del aumento de precios la capacidad de consumo de nuestro pueblo”. De ese modo reafirmó la idea central que lo llevó a impulsar los acuerdos de precios: la necesidad de mantener limitados los márgenes de ganancias para controlar las expectativas inflacionarias. Desde la perspectiva presidencial, los acuerdos deben funcionar como un puente de plata hasta que maduren las inversiones y se resuelvan los cuellos de botella en algunos sectores clave de la economía. La inflación que se espera para febrero es menor al 1 por ciento. Página/12 consultó a especialistas para saber si coinciden con la “transitoriedad” que Kirchner le asignó a la inflación.

Para Fernando Porta, economista del Grupo Redes, “no tiene sentido pensar en políticas de contención de la demanda”, pero afirmó que “los acuerdos de precios sólo son efectivos para contener las expectativas en el corto plazo, tal como lo demuestran las cláusulas contingentes que incluyen”. Para este especialista, la inflación obedece a causas estructurales, como la oferta insuficiente de bienes, abusos de posición dominante en sectores monopólicos y reacomodamiento de precios relativos. Por lo tanto, “la solución va a depender fundamentalmente del incremento de las inversiones y de las sanciones que se les aplique a los monopolios”.

Por su parte, Juan Llach aseguró a Página/12 que “el carácter transitorio dependerá de la política económica. Para controlarla se debería crear el fondo anticíclico e impulsar una moderada apreciación del peso porque se está sosteniendo un tipo de cambio que no es compatible con la baja inflación”. Además, agregó que en un contexto donde se prevé un crecimiento de la demanda global del 10 por ciento anual se tendría que revisar la tasa de interés, porque en la actualidad es “extremadamente negativa y antes de ahorrar la gente prefiere consumir”.

Diversos estudios señalan que hasta el momento las inversiones se concentraron en las actividades que se beneficiaron con la modificación del tipo de cambio, como el agro, y en la construcción residencial, por la renta diferencial que se podía obtener en comparación con el dólar y los plazos fijos. Sin embargo, todavía son escasas las inversiones en sectores mercado-internistas como el textil, el calzado y la metalmecánica. Por lo tanto, cualquier esbozo de política redistributiva de ingresos que incentive la demanda puede acentuar ese cuello de botella impulsando una mayor inflación.

Kirchner fue más allá de la mención a los acuerdos de precios en su discurso. Al referirse al tema señaló que “en los últimos meses se ha observado una cierta aceleración inflacionaria” e identificó entre sus causas la suba de precios internacionales de los commodities y las crecientes exportaciones de alimentos “que han provocado cierta inflación de origen importado”, “un esperable ajuste de precios relativos entre servicios y bienes” y una “recomposición relativa de la situación de los asalariados”. Sin embargo, el énfasis estuvo puesto en la crítica a los empresarios y en el control de las expectativas.

Dante Sica, director de Abeceb.com, afirmó que el diagnóstico de Kirchner es correcto si se toman en cuenta las medidas que comenzó a desplegar a fines del año pasado, pero aclaró que además de los acuerdos “el Presidente había mencionado la necesidad de crear un fondo anticíclico, pues apostaba a que la política fiscal operara como un ancla nominal para sujetar a la inflación. Sin embargo, el fondo no se creó y en enero el gasto creció más que los ingresos”.