El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reiteró ayer que el gasoducto que enlazará a Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia y Chile constituye la solución para el suministro de gas a Sudamérica. Explicó que es una obra muy grande que tendrá prácticamente ocho mil kilómetros de extensión y resolverá el problema del suministro de gas a los países de la región durante todo el siglo.

Lula se refirió a la cumbre la semana pasada en Puerto Iguazú, con los presidentes Néstor Kirchner, Evo Morales y Hugo Chávez, indicando que “hicimos la reunión para probar que nosotros necesitamos encontrar formas negociadas para desarrollar a toda América latina”. Insistió en que “la nacionalización de hidrocarburos en Bolivia no significa que el gas vaya a faltar en Brasil, ni que la población tenga que pagar más por ese servicio”. Aseguró que el gobierno brasileño va a negociar con el boliviano el mejor precio, tanto para el consumidor brasileño como para Bolivia, y se encontrará un denominador común que satisfaga a ambas partes.

El gasoducto no es un proyecto sencillo, ya que requiere una tubería de más de 8 mil kilómetros de extensión para enlazar Güiria y Argentina, compromete reservas de más de 20 billones de pies cúbicos (alrededor de 10 por ciento del total de la región) y amarra la participación de por lo menos cuatro países productores y consumidores.

Los técnicos señalaron que se necesita un criterio eficiente de construcción para asegurar un precio final razonable y precisa el desembolso de no menos de 20 mil millones de dólares. El inicio de las obras está previsto para agosto y ya se contrató la ingeniería para hacer el estudio de los costos, de la ruta definitiva y del cronograma de construcción.