ECONOMíA › KUNIBERT RAFFER, DE LA UNIVERSIDAD DE VIENA
“Los banqueros deben entender”
Por M. J.
Desde Londres
El catedrático de Economía de la Universidad de Viena Kunibert Raffer es el artífice de la idea de “insolvencia soberana”, que se podría aplicar para solucionar el problema de la deuda externa argentina. En diálogo con Página/12, Raffer explicó el funcionamiento de la propuesta.
–¿Cómo surgió la idea de “insolvencia de Estado”?
–Con la crisis de la deuda de 1982, se planteó la posibilidad de aplicar las leyes de insolvencia del código civil de los Estados Unidos a las naciones. El capítulo 11 del título 11 de dicho código trataba el tema de la bancarrota. La objeción que se planteó era que lo que valía para una compañía, no podía valer para un estado. En 1987 planteé la posibilidad de aplicar el capítulo 9, poco conocido fuera de Estados Unidos, que se refiere a la insolvencia de deudores públicos tales como las municipalidades. Este capítulo, que se aplicó en más de 500 instancias en Estados Unidos, define la bancarrota pública y los mecanismos para lidiar con las deudas resultantes. E impone claros límites a la posibilidad de afectar servicios públicos o salarios gubernamentales, para pagarla. Creemos que este mismo mecanismo se puede aplicar a gobiernos como el de Argentina que se encuentran ante una deuda que es simplemente impagable e inmanejable. Mi propuesta es que el deudor y los acreedores nombren a un mismo número de representantes –dos de cada lado, por ejemplo– que, a su vez, acuerden el nombre de un nuevo miembro, para que el número sea impar. Este panel formaría la corte que se expediría sobre el caso.
–¿Por qué le puede interesar este mecanismo a un banco acreedor o al FMI?
–Porque un país quebrado no va a poder pagar una deuda exorbitante. De modo que se tienen que activar mecanismos para esos pagos. Hay dos posibilidades. O se sigue generando más deuda que incrementará la carga y los vencimientos incumplidos, o se adopta un mecanismo para solucionar el problema. En el primer caso, los acreedores cuentan con una deuda que no es real porque el dinero no es recuperable. Existe simplemente como asientos contables en los libros de los acreedores. La única manera de efectivamente recuperar una parte de la deuda es con un mecanismo de bancarrota.
–¿Qué recepción tuvo su propuesta con los banqueros y el FMI?
–Una vez que los banqueros comprenden que se trata de un mecanismo justo y transparente y no de una estafa, son favorables a la propuesta o, en todo caso, no se oponen. Con organismos públicos he tenido más problemas, sobre todo con el FMI, que quiere tener un rol privilegiado como acreedor. Recientemente un importante banco alemán me indicó que se oponía a que el FMI o el Banco Mundial fueran árbitros de estos mecanismos, porque siempre darían preferencia al pago de las deudas que los países tienen con ellos, en detrimento de la que tienen con los bancos comerciales.