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El caso líder
Por Enrique M. Martínez*
El conflicto al interior de la cadena de valor lechera viene de años. Primero los hipermercados concentraron su demanda en unas pocas industrias, provocando la desaparición de docenas de pymes queseras o productoras de leche fluida. Las industrias más grandes, contentas. Pero a continuación los híper apretaron los márgenes de las industrias que quedaron. Estas hicieron lo tradicional. Trasladaron el problema al eslabón más débil: los tamberos. Además de su lógica dispersión geográfica, los tamberos están organizados en más de diez entidades, que no coordinan acciones, por lo que su debilidad se hace más notoria.
Una vez establecida la secuencia, para los híper sólo fue cuestión de apretar y apretar. Primero desaparecieron los tambos más chicos y hoy ya son los medianos quienes tienen que salir a cortar la ruta.
Durante buena parte del año 2000 en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados –de la cual formé parte– se discutió la creación de un organismo de regulación y promoción lechera, del cual formaran parte todos los sectores, y que ordenara el tema. Sin embargo, los únicos que pudimos consensuar alguna idea fuimos los propios diputados a pesar de orígenes ideológicos muy distintos. Los tamberos mostraron sus conflictos internos y su profunda desconfianza en el Estado. Los industriales se morían de miedo de entrar en conflicto con los híper. Los híper se limitaron a mandar un gerente de segunda que pretendió negarle atribuciones al gobierno para involucrarse. Dos años después estamos como estamos.
Por supuesto que los tamberos tienen razón. Por supuesto que el gobierno debe interceder a su favor, porque debe apoyar a los más débiles. Debe fijar el precio de la leche en tambo como una proporción de la leche en góndola o alguna fórmula muy parecida, además de forzar a todos los miembros del sistema a buscar acuerdos. Es esencial encontrar una buena solución, porque el problema se repite en toda industria alimenticia imaginable, con casos de abuso aún más dramáticos.
Para llegar a ver la luz, sin embargo, se necesitan dos factores.
Primero: un gobierno comprometido de verdad.
Segundo: que los tamberos se terminen de dar cuenta que sin un estado fuerte y consciente de su responsabilidad no hay salida permanente. Y que esto depende de que ellos y todos los débiles del país ayuden a construir un estado mejor, en lugar de limitarse a putear a los funcionarios de turno.
* Ex secretario pyme.