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Salieron de Villa Constitución, siguieron por Campana, se detuvieron en Pacheco y Villa Martelli, pasaron la noche en La Matanza y ayer llegaron a Plaza de Mayo. En dos días recorrieron el trayecto de lo que en otros tiempos fue un pujante cordón industrial. Pero muchas fábricas estaban cerradas, y en las que están abiertas, hay atrasos de sueldos y deudas con los proveedores. Los participantes de la “Marcha Federal del Acero por el Trabajo y la Producción” comprobaron in situ los efectos del programa económico instaurado hace 27 años. No se llevaron grandes sorpresas: la mayoría son obreros metalúrgicos y, como tales, conocen de cerca esa realidad. “De no haber un shock distributivo donde la gente pueda consumir, el futuro de estas empresas es bastante incierto”, denunció el ex titular de la UOM de Villa Constitución y actual diputado Alberto Piccinini (ARI), uno de los convocantes de la movilización, durante una entrevista con Página/12.
La marcha se realizó en un momento en que hace eclosión la puja interna en la UOM, en la que se juega la sucesión de Lorenzo Miguel. Por un lado, se perfila Roberto Monteverde, de la seccional Capital, a través de la agrupación Augusto Timoteo Vandor, con el apoyo de 32 seccionales. La oposición la encabeza Néstor Brunelli, que logró el respaldo de los delegados que ayer se movilizaron a Plaza de Mayo, entre ellos Piccinini. –¿Qué medidas le reclaman al Gobierno?
–Son urgentes algunas medidas de protección a la industria nacional, como la implementación de créditos blandos. Tenemos que cambiar este modelo económico en cuanto a distribución de los recursos. Es necesario un shock distributivo, que se podría implementar a través del seguro de empleo y formación a los jefes y jefas de familia.
–Durante la marcha hubo una convergencia entre desocupados y obreros de la industria. ¿Se puede mantener esa unidad?
–Esta marcha fue un paso significativo. Hoy nos juntamos con compañeros con quienes hemos tenido diferencias políticas y de estilo. Nos hemos juntado la gente de la producción, los desocupados, los comerciantes y pequeños empresarios. La confluencia está indicando el camino que debemos recorrer los argentinos, el de la unidad nacional, pero en serio.
–Duhalde habló de una nueva alianza con el sector productivo. ¿Piensa que esa promesa se hizo realidad?
–No solamente hay que hacer discursos sino que después hay que llevarlos a la práctica. Con la licuación de deudas se ha favorecido a las grandes empresas, pero no a las medianas y pequeñas, que son las que producen y dan mano de obra. Fue una decisión política. Hay cientos de empresas que necesitan un auxilio económico, créditos blandos.
–En una entrevista reciente, usted dijo que una nueva frustración política, en este caso con el ARI, es “un riesgo que se corre”.
–Cuando a mí me preguntan si el ARI va a ser lo mismo que el Frente Grande, yo no puedo ser tan soberbio para contestar que no. Sin embargo, la historia nos debe ayudar para que no se repitan los mismos errores. Al ARI hay que construirlo.
–Hace poco, usted afirmó que “este modelo capitalista está acabado”. ¿Ese discurso es el mismo que el de Elisa Carrió, la líder de su partido?
–Como yo no soy un referente tan fuerte como Elisa Carrió me puedo permitir ser audaz. Yo creo que ya se han agotado todas las condiciones del modelo capitalista. Pero no por eso quiero decir que estén dadas las condiciones para una sociedad socialista, sí para una más solidaria. Estoy seguro de que los Estados deben garantizar las necesidades básicas del ser humano, la salud, la educación, la vivienda. Y bueno, si es el socialismo, será elsocialismo. Y si es el capitalismo humanizado, será capitalismo humanizado. A mí me interesa lo que se hace, no lo que se pregona.