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Mientras la mayoría de la dirigencia argentina acepta sin condicionamientos las recetas del Fondo Monetario, el último premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, lanzó una dura embestida contra el organismo internacional. Sin medias tintas, acusó al FMI de trasladar a la Argentina los mismos errores cometidos en la crisis asiática de 1997. “Hay un reconocimiento de que esas estrategias han sido nocivas para esos países”, aseguró el experto en declaraciones periodísticas desde Vietnam.
“El FMI toma decisiones que afectan la vida de millones de personas en todo un país y las únicas voces que se oyen son las de los miembros de la comunidad financiera. No las de la comunidad trabajadora, de los ministros o de los ecologistas; o de cualquiera de los afectados por sus políticas”, criticó Stiglitz. Por otra parte, remarcó que los países industrializados, en general, y los Estados Unidos, en particular, “se llevan la mejor tajada de la torta” recomendando las recetas del Fondo. Al respecto, sugirió una solución drástica al problema, al pedirle a Estados Unidos que renuncie a su derecho a veto en las políticas del Fondo Monetario. Las ácidas críticas del experto se producen en momentos en que el gobierno de Eduardo Duhalde puso todas sus fichas a lograr el visto bueno del Fondo Monetario y así recibir un socorro financiero.
El economista también se mostró partidario de una “globalización equitativa”, porque consideró que aquélla “puede ser una poderosa fuerza para el bien, pero la forma en la que suele ser aplicada ha sido contraria a los pobres”. Las declaraciones de Stiglitz toman especial significado si se tiene en cuenta que fue economista jefe del Banco Mundial desde 1997 hasta el 2000. No obstante, le hace fuertes reclamos a los organismos multilaterales. “Hace falta una mayor transparencia tanto en el Banco Mundial, así como en el FMI o en la Organización Mundial de Comercio.
Una de las principales quejas presentadas por el experto sugiere que el FMI o el Banco Mundial son poco transparentes en su manejo. “Se dicen democráticas pero no recibimos información de lo que hacen”, puntualizó. Y, a su criterio, esa falta de control público posibilita que esas instituciones “cometan siempre los mismos errores”. Una de las estrategias seguidas por el Fondo más criticada por Stiglitz refiere a la “teoría del derrame”, según la cual la riqueza de los que más tienen les llega a la gente de menores ingresos. Pero el economista estadounidense fue categórico: “Esa teoría ha fracasado”, pronunció, tajante.