La hamburguesa, Disney, Rambo, la Estatua de la Libertad son símbolos de la potencia económica hegemónica. También lo es el Citi, que el año pasado estrenó nuevo logo con una sombrilla como protección, en una soprendente premonición sobre la propia tormenta que está atravesando. Como informó ayer Página/12, un grupo de inversores asiáticos y del Golfo Pérsico participaron de un urgente paquete de salvataje por la friolera de 12.500 millones de dólares del principal banco de Estados Unidos. El Citigroup presentó su peor balance trimestral en sus casi dos siglos de historia, reflejo de la profunda crisis hipotecaria y señal de alerta sobre la eventual recesión en la principal economía del globo.

El primer banco estadounidense perdió sólo en tres meses casi 10 mil millones de dólares, al registrar un incobrable de 18.100 millones de dólares por créditos y bonos respaldados con hipotecas denominadas suprime. A esas inéditas previsiones le sumaron otros 3300 millones de dólares para hacer frente a eventuales cuentas incobrables por créditos por tarjetas o para la compra de automóviles. Esta contabilidad refleja los síntomas que ya empezaron a manifestarse de una situación de recesión.

Resulta indudable que los máximos ejecutivos de las multinacionales son sinceros. El número uno del Citi fue dramático al presentar esos fabulosos números rojos: “Los resultados financieros del último trimestre son claramente inaceptables”, afirmó el Vikram Pandit, que hace pocas semanas reemplazó a Charles Prince. El balance anual del Citi ha sido desastroso, con un retroceso del 80 por ciento del beneficio respecto al ejercicio anterior, al sumar apenas 3500 millones de dólares. Por ello, y también por primera vez en su historia reciente, Citigroup ha decidido recortar su dividendo en un 41 por ciento, hasta los 32 centavos por acción.

La medida más dramática de las anunciadas ayer, sin embargo, es la referida al despido de al menos 4200 trabajadores, que se suman a los 17.000 echados el año pasado. El director financiero del Citi, Gary Crittenden, adelantó que en breve podrían informar más despidos.

Con este paquete de salvataje (aportes millonarios, reducción de dividendos, emisión de acciones por 2 mil millones, venta de activos, despido de personal), Citigroup busca alejar el fantasma de la quiebra y reducir su grado de exposición a las hipotecas de alto riesgo. De todos modos, como expresó Patrick O’Hare, analista de Wall Street, “toda la cuestión es saber si lo peor para el banco quedó atrás o no”. Situación que es bastante compleja de definir si se tiene en cuenta que, en el peor de los escenario posibles, luego de las previsiones informadas ayer el Citi todavía puede contabilizar un quebranto máximo de 37.300 millones de dólares debido a que su cartera total de créditos expuestos en la categoría subprime ascendía a 54.600 millones.