EL MUNDO › LA CANDIDATA DE CENTRO Y EL ASPIRANTE DE DERECHA AMENAZAN CON DERROCAR EL GOBIERNO EN GAZA
La titular de Exteriores y candidata de Kadima, Tzipi Livni, prometió poner fin a la organización islamista radical en la Franja. Su contendiente de la derecha, Benjamin Netanyahu, reclama una política de ofensiva.
La tregua entre Israel y Hamas ha terminado y, de cara a las próximas elecciones generales en Israel del 10 de febrero, parecen achicarse las diferencias entre los rivales Livni y Netanyahu sobre el conflicto con los palestinos. “El principal objetivo estratégico de mi futuro gobierno será derrocar el régimen de Hamas. Este objetivo será llevado adelante por medios militares, económicos y diplomáticos”, dijo Tzipi Livni, actual ministra de Exteriores y candidata del centrista partido Kadima. Por su parte, Benjamín Netanyahu, candidato del conservador Likud –que aboga por una invasión terrestre sobre la franja de Gaza, territorio controlado por Hamas desde junio de 2007– reclamó “una política de ataque más activa” y acusó al actual gobierno, liderado por el Kadima, de ser “demasiado pasivo”.
“Derrocar el régimen de Hamas constituye un objetivo inevitable a largo plazo”, dijo Netanyahu desde Sderot, donde se trasladó para visitar una de las viviendas afectadas por el lanzamiento de cohetes caseros desde la Franja de Gaza. En este sentido, ambos candidatos aseguraron ayer que, en caso de triunfar en las próximas elecciones generales, pondrán fin al régimen del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en la Franja de Gaza. Sin embargo, ninguno de los dos quiso poner plazos a esta tarea.
Por su parte, el líder laborista Ehud Barak y ex primer ministro, apelando a su experiencia acumulada como militar, juega la carta de la moderación para frenar la previsible sangría de votos entre su electorado menos belicista, en lo que parece ser un esfuerzo por no alinearse con una opción militar de envergadura, al menos no inmediatamente.
En tanto, las declaraciones de Livni y Netanyahu ya encontraron respuesta desde la Franja, donde el primer ministro del gobierno de Hamas, Ismail Haniyeh, aseguró que “nada puede acabar con nuestro pueblo”.
Mientras, el actual gobierno israelí se mostró ayer dividido ante la disyuntiva de lanzar una operación militar masiva en Gaza o limitarse a bombardeos puntuales, tras el fin del alto el fuego acordado hace seis meses. “Un gobierno responsable no ansía ir a la guerra, pero tampoco la rehúye”, señaló el premier Olmert. Otros miembros del Ejecutivo, como el viceprimer ministro Haim Ramán o el titular de Transportes, Shaul Mofaz, acusaron de tibieza al ministro de Defensa, el laborista Barak. “Es hora de actuar. ¿Qué estamos esperando? ¿Qué más tiene que pasar? ¿Esperamos a que muera algún niño o alguien resulte herido?”, se preguntó Mofaz.
En efecto, el debate sobre el lanzamiento o no de una incursión masiva en Gaza se ve condicionado por diversos factores, más allá de la cercanía de las elecciones legislativas, que se llevarán a cabo en menos de dos meses. Según algunos analistas, si Israel no ha lanzado todavía una operación a gran escala es por la ausencia de garantías de que así detendrá la lluvia de proyectiles, sin contar el deterioro que supondría para su imagen internacional y el previsible alto número de bajas entre sus soldados y civiles. Todo ello sin contar un obstáculo mayor, que sigue siendo el joven cabo franco-israelí Guilad Shalit, quien fuera apresado en junio de 2006 y que aún permanece en cautiverio en la Franja de Gaza. De atacar Israel, la vida del joven soldado correría serio peligro.
Las declaraciones de los líderes israelíes se producen mientras recrudece la tensión entre Tel Aviv y las facciones palestinas. Estas lanzaron 49 cohetes desde el pasado viernes, dejando un herido leve y daños materiales, según informaron fuentes israelíes. La persona herida es una mujer que se encontraba trabajando en el lugar en que impactó uno de los proyectiles. En respuesta frente a estos acontecimientos, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, dijo ayer en Jerusalén que su país tomará “todas las medidas necesarias” para poner fin a los disparos de misiles desde la Franja de Gaza hacia territorio israelí.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas (quien controla Cisjordania), llegó ayer a Moscú en un esfuerzo diplomático por comprometer la voluntad de Rusia para encaminar nuevamente el proceso de paz en Medio Oriente. Rusia es parte integrante del denominado “cuarteto”, grupo formado por Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea que tiene como misión colaborar en la resolución del conflicto. “Hemos elegido la vía de una solución política del conflicto (con Israel) y pedimos a los todopoderosos que nos ayuden”, declaró el líder palestino.
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