EL MUNDO › UN GESTO UNILATERAL QUE ANUNCIó LA MAYOR GUERRILLA COLOMBIANA
› Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
Para cerrar el año en el que un número mayor de rehenes suyos ha quedado en libertad, la guerrilla de las FARC anunció que otros seis secuestrados saldrán del cautiverio en el futuro inmediato. Se trata de un gesto unilateral y, según los rebeldes, de una “muestra fehaciente de la voluntad que nos asiste y como un gesto que apunta a generar condiciones favorables del canje humanitario”. Aún no se sabe dónde ni cómo y, aunque no se dio una fecha precisa, la senadora liberal Piedad Córdoba confirmó que será en los primeros días de enero. A ella, según dice el comunicado de la guerrilla, le serán entregados los dos políticos –Alan Jara y Sigifredo López–, tres policías y un militar.
La noticia llegó la tarde de ayer en un comunicado del secretariado de las FARC a la organización Colombianos por la Paz, divulgado en el sitio web de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol). La ONG venía trabajando las gestiones para la libertad de quienes siguen en poder de la guerrilla y envió una carta, junto a otras organizaciones y líderes, con 55 mil firmas. Por eso, Piedad Córdoba afirmó que las nuevas liberaciones son una respuesta “a quienes trabajamos en el diálogo, intelectuales muy importantes y personas de diferentes organizaciones”.
El comunicado de las FARC explica que “las condiciones modo, tiempo y lugar serán precisadas en su debido momento”. Y detalla que, primero, tres agentes de policía y un soldado serán entregados a Colombianos por la Paz, que encabeza Córdoba. Hasta la noche de ayer no se conocieron sus nombres, pero se descartan los militares Pablo Emilio Moncayo, de rango cabo, y el coronel Luis Mendieta, recientemente ascendido a general durante su encierro. Los civiles, Jara y López, llevan más de siete años secuestrados y serían liberados “a continuación” de los militares, según el anuncio publicado ayer, pero fechado el 19 de diciembre.
En la misma carta las FARC insisten en su pedido de status de beligerancia para la organización guerrillera más vieja del continente, y piden nuevamente que el Congreso colombiano apruebe una ley que posibilite el intercambio humanitario, pues son cientos los rehenes que continúan en su poder, entre ellos algunos que suman más de once años privados de su libertad.
Mientas tanto, los familiares de López y Jara celebran la noticia. En el Valle del Cauca (sur del país), esposa e hijos de Sigifredo López reventaron en felicidad. El hombre es el único sobreviviente del grupo de doce diputados del Valle que, con 95 disparos de fusil, fueron asesinados a mediados de 2007 en la selva, encadenados, enfermos y en cautiverio desde 2002. Entonces, los políticos fueron engañados por guerrilleros disfrazados de policías que los sacaron en un ómnibus del recinto donde sesionaban, en pleno corazón de la ciudad de Cali.
Alan Jara, por su parte, fue sacado a la fuerza de un camión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en julio de 2001, en una carretera del departamento del Meta (oriente del país). Jara es uno de los secuestrados en mayor estado de gravedad, según lo devela su aspecto físico, notablemente deteriorado, como se ve en las pruebas de vida, y las descripciones de múltiples enfermedades y un tumor en la garganta que ofrecieron aquellos que recuperaron su libertad este año y compartieron los horribles días cautiverio con el político. Su esposa, Claudia Rujeles, siempre se manifestó a favor de un canje humanitario y en contra del rescate militar, aun después de que Ingrid Betancourt, tres norteamericanos y once militares fueran liberados en la exitosa Operación Jaque en julio pasado. Sus plegarias se escucharon y los días grises terminaron. Ahora espera ansiosa el reencuentro con Alan Jara, quien se suma a la lista de políticos liberados este año. En enero fueron Clara Rojas y Consuelo González. El mes siguiente fueron Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Géchem. Se calcula que son más de tres mil los hombres y mujeres que siguen secuestrados en Colombia. Entretanto, los familiares de los próximos liberados respaldan a Piedad Córdoba, contrario a los pedidos del gobierno de línea dura de Uribe por no creer en las gestiones de la senadora. Patricia Nieto, esposa de Sigifredo López, expresó que “si no es por el trabajo que ella continuó en silencio, pese a los señalamientos, hoy no tendríamos esta felicidad”.
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