Lunes, 19 de enero de 2009 | Hoy
EL MUNDO › EL PRESIDENTE ELECTO DE ESTADOS UNIDOS FESTEJO CON SU PUEBLO A DOS DIAS DE ASUMIR
Obama asistió, junto a medio millón de personas, a un concierto al aire libre en su honor para escuchar a los músicos Bruce Springsteen, U2 y la cantante Beyonce. Antes estuvo en una iglesia y en el cementerio de Arlington.
Por Leonard Doyle *
Desde Washington
Vestido de sobretodo negro y acompañado por su vicepresidente electo, Joe Biden, Barack Obama dejó ayer por la mañana una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido. Ubicado en el cementerio nacional de Arlington, el sarcófago de mármol blanco constituye un homenaje a los caídos en la Primera Guerra Mundial.
Después de la ceremonia, el presidente electo norteamericano sorprendió a todos al dirigirse a una de las iglesias negras de Washington para asistir a su servicio religioso dominical. Al entrar, estalló el furor de todos los allí presentes, unas 250 personas, en su mayoría negras, que comenzaron a gritar de emoción. El pastor, Derrick Harkins, miró a Obama y le dijo que él estaba transitando por el camino de Martin Luther King. Además, le anticipó momentos difíciles, durante los cuales, según el religioso, deberá volverse hacia su esposa y hacia Dios para encontrar fuerzas. “Tienes que comprender que Dios te preparó, que él te puso en este lugar y que por lo tanto no te abandonará”, declaró el predicador desde su púlpito.
Por la tarde, Obama asistió, junto a medio millón de personas, a un concierto al aire libre en su honor para escuchar a Bruce Springsteen, U2 y la cantante Beyoncé. Muchos de los asistentes, entre ellos los actores Denzel Washington y Tom Hanks, desafiaron el frío, cercano al cero grado, para acercarse dos horas antes a la zona del concierto.
“Bienvenidos a esta celebración del renacimiento de Estados Unidos”, dijo Obama ante una multitud deseosa de oír sus palabras. “En el curso de nuestra historia, sólo un grupo de generaciones tuvo que enfrentar los desafíos que tenemos ahora. Nuestra nación está en guerra, nuestra economía está en crisis, millones de estadounidenses están perdiendo sus trabajos y sus casas”, advirtió de forma prudente, deseoso por calmar las expectativas que se generaron en torno a su asunción. Por ello, el futuro presidente pidió paciencia para resolver todos los problemas que le esperan. “No voy a fingir que será fácil acometer cualquiera de estos desafíos. Llevará más de un mes, quizás más de un año”, explicó.
Sin embargo, las palabras esperanzadoras llegaron de inmediato. “A lo largo del camino habrá falsas salidas y momentos difíciles, y tendremos que ver cómo sorteamos esto como nación. Pero pese a todas las dificultades que tenemos por delante, yo me levanto hoy con la esperanza de que Estados Unidos perdurará y que el sueño de nuestros padres fundadores vivirá a lo largo de nuestro tiempo”, aseguró. En su discurso, Obama retomó los temas que definieron su campaña electoral al instar a los estadounidenses a mantenerse unidos por encima de las diferencias de partido, religión o raza, y a conservar la esperanza. “Si nos podemos reconocer los unos en los otros y unirnos, no solamente recuperaremos la esperanza y la posibilidad en lugares donde se ansiaban, sino que también, quizás, mejoraremos nuestro país”, sentenció. El final de sus palabras también fue positivo. “No hay obstáculo que pueda interponerse en el camino de millones de voces que exigen un cambio”, remató.
A pesar de haber comprometido su presencia para casi 10 eventos en su honor, Barack Obama planea estar trabajando el miércoles a primera hora, en lo que será un primer día bien cargado. En la agenda figuran encuentros diplomáticos, declaraciones sobre la guerra de Irak y recibimientos a los cientos de visitantes que llegarán a la Casa Blanca.
Pero seguramente el tema excluyente será atacar la crisis económica, para lo cual el presidente electo ya adelantó que desembolsará billones de dólares para reactivar la economía. Apoyo no le falta: una reciente encuesta del New York Times reveló que los norteamericanos confían en que su nuevo presidente logrará revertir la situación en menos de un año.
Obama completará hoy su último día como presidente electo con cenas en honor de personajes que, a juicio de su equipo, contribuyeron a superar las divisiones entre los partidos: su rival republicano en las elecciones, John McCain; el ex secretario de Estado Colin Powell y el propio Biden. Mañana, el futuro mandatario será recibido en la Casa Blanca por el presidente saliente, George W. Bush, antes de trasladarse al Capitolio para la jura del cargo, para lo que empleará la misma Biblia que utilizó Lincoln.
Mientras se acerca la ceremonia de jura, las tranquilas calles de Washington comienzan a colmarse con lo que se estima que pueden llegar a ser tres millones de visitantes.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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