EL MUNDO › POLEMICO CENTRO DE DETENCION DE INMIGRANTES EN ITALIA

“El Alcatraz de Europa”

Los habitantes de la isla de Lampedusa, Italia, se rebelaron contra el gobierno central de Silvio Berlusconi tras la decisión de éste de instalar allí un centro de detención y expulsión de inmigrantes sin papeles. La idea, propuesta por el conservador ministro del Interior, Roberto Maroni, es resistida por toda la población, desde donde se anunció que denunciarán a Maroni ante una fiscalía de Sicilia. Los pobladores insulares llevan seis días de protestas generales. Muchos de los inmigrantes allí detenidos se declararon en huelga de hambre. “No queremos ser el Alcatraz de Europa”, afirmó Virginio Ferrari, ex pescador y mercante del territorio italiano.

La isla de Lampedusa, habitual destino mediterráneo de miles de italianos todos los años, vive días de furia desde que el ministro del Interior de ese país, perteneciente a la xenófoba Liga Norte, partido aliado al gobierno de Berlusconi, anunció su intención de rehabilitar una vieja base de la OTAN para utilizarla como centro de detención y expulsión permanente de los inmigrantes que llegan hasta sus costas. Hasta ahora, los hombres y mujeres que llegaban hasta las playas del territorio más meridional de Italia pasaban tres o cuatro días en el Centro de Primera Acogida (CPA) y luego eran trasladados a la península a la espera de una respuesta a su solicitud de asilo. Según los pobladores locales, estos plazos ya no se cumplen. “Deberían estar aquí apenas unos días. Sin embargo, muchos de ellos permanecen al menos 45 o 50 días. Las condiciones de detención son vergonzosas”, afirma Ferrari.

Con la nueva medida, la idea es que todos los inmigrantes permanezcan detenidos en la isla hasta tanto se resuelva su status legal, trámite que puede demorar meses. “Lampedusa no se va a convertir en una cárcel a cielo abierto ni aceptará ser un campo de concentración para inmigrantes. No nos venderemos por un plato de lentejas”, afirmó el alcalde, Dino de Rubeis, tras informar acerca de las acciones legales emprendidas contra Maroni.

La isla es un pequeño enclave de 50 kilómetros cuadrados que cuenta con apenas 5000 habitantes. La misma se encuentra más cerca de Túnez que de Sicilia; por esta razón, es por lo general la puerta de entrada a Europa para miles de inmigrantes que se lanzan desde las costas del norte de Africa en busca de una vida mejor. Sus habitantes, que en su mayoría viven del turismo, principal motor de una economía antiguamente basada en la pesca, sostienen que todo el encanto de la isla se perderá de instalarse el centro de detención. “Ya nadie hablará de las calas, el buceo y las tortugas, sino de los clandestinos”, afirmó Massimo, portero de un hotel. “Maroni quiere dejarlos detenidos aquí y luego devolverlos a sus países. La medida nos convertirá en un lugar donde se pisotean los derechos humanos. No vamos a permitir que ello suceda”, agregó el trabajador.

Ayer, a las protestas de los locales se sumaron los inmigrantes allí detenidos, cuando 1300 de ellos se escaparon del centro de acogida aprovechando un descuido de las fuerzas del orden y tras forzar la valla que lo rodea marcharon hacia el centro de la isla exigiendo libertad, ayuda y alimentos, al tiempo que reclamaron ser trasladados a la Italia continental. Luego de la protesta, todos ellos fueron reconducidos al CPA por la policía local. En referencia a la huida y protesta de los indocumentados, el premier italiano minimizó los hechos. “Los manifestantes salieron a tomarse una cerveza, como suelen hacer”, afirmó Berlusconi. No obstante, muchos de los detenidos decretaron una huelga de hambre. Entre ellos, al menos 16 mujeres, 12 tunecinas y 4 marroquíes, no ingieren alimentos desde anoche, en protesta por su inminente repatriación. Según datos de la ONU, el 75 por ciento de los 36.000 inmigrantes que llegaron el año pasado a Italia obtuvieron un permiso de residencia.

Por su parte, el alcalde y párroco de una localidad de la isla, Stefano Nastasi, pidió la intervención del papa Benedicto XVI, según él indispensable en una situación que tiene una connotación de emergencia humana. “El Santo Padre debe decir una palabra para reconfortar a los inmigrantes y al pueblo de Lampedusa.” La palabra vaticana aún se hace esperar.

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Muchos de los inmigrantes detenidos se declararon en huelga de hambre.
Imagen: AFP
 
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