Es agosto en Rusia y eso sólo puede significar una cosa: es tiempo de que los rusos se entretengan con una nueva ronda de fotos de las vacaciones de Vladimir Putin. Este año a Putin, ex presidente y actual primer ministro, lo agarraron rompiendo ramas sin guantes y cabalgando con el torso descubierto durante un breve descanso en los paisajes siberianos.

Las fotos suman puntos entre los rusos, quienes respetan a Putin por su imagen de hombre duro, cultivada muy cuidadosamente por un equipo de asesores que no se cansan de destacar sus habilidades masculinas, entre ellas sus movimientos mortales de judo y su gusto por cazar tigres.

En realidad las llamadas vacaciones de Putin de este año fueron sólo un día en la remota región de Tuva, una breve parada dentro de su gira de trabajo por los pueblos siberianos. Esta semana el ex presidente se sumergió en otra breve vacación. Se subió a un submarino para recorrer el fondo del lago más profundo del planeta.

Durante su breve estadía en Tuva, una región alejada con lengua propia, Putin también encontró tiempo para hacer rafting. “El río fluía a toda velocidad y estaba lleno de rápidos, pero esto no atemorizó ni un poco a Vladimir Putin”, reseñó el diario estatal Rossiiskaya Gazeta.

Según la prensa rusa, Putin se encontró “de casualidad” con un pastor anciano de la zona durante su odisea en los rápidos y se quedó conversando con él. El pastor le trajo un caballo al primer ministro, quien lo acompañó al galope, con el torso descubierto, hasta su casa para compartir un té. Compartió la tarde con la familia del pastor y al caer la noche Putin le agradeció la compañía regalándole su cuchillo de caza y, a su hijo, el reloj que llevaba en su muñeca. Afortunadamente había fotógrafos cerca para retratar e inmortalizar el momento.

Aunque sus asesores buscan instalar su imagen de macho, los observadores cínicos podrían preguntarse si estas poses practicadas no se parecen más a Brokeback Mountain, que a Jason Bourne.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.