Jueves, 26 de noviembre de 2009 | Hoy
EL MUNDO › LA CARTA LLEGó AL PALACIO PRESIDENCIAL BRASILEñO EL DOMINGO, APENAS A HORAS DEL ARRIBO DE MAHMUD AHMADINEJAD
El estadounidense le recordó a su par brasileño su preocupación sobre la situación de los derechos humanos en Teherán y la negativa a frenar su programa nuclear. Además, argumentó su apoyo a las elecciones en Tegucigalpa.
Barack Obama le envió una carta a su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, un día antes de la visita del presidente iraní a Brasilia. En ella le recordaba su preocupación sobre la situación de los derechos humanos en Irán y la recurrente negativa a suspender su programa nuclear, según publicó el diario Folha de S. Paulo. No se conoce el texto completo, pero sí algunos de los temas que incluyó: las próximas elecciones hondureñas, las fallidas negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC) y la posición que asumirá Washington en la próxima cumbre sobre cambio climático en Copenhague. Ayer, el Palacio del Planalto intentó bajarle el tono a la revelación de la carta, pero un día antes el asesor de Lula para temas internacionales, Marco Aurelio García, había lanzado una crítica inusualmente dura contra la superpotencia. “Entendemos que el presidente Obama está enfrentando una situación interna difícil, pero hasta ahora queda un cierto sabor a decepción”, había sentenciado el experimentado diplomático brasileño.
La carta llegó por fax al palacio presidencial brasileño el domingo a la noche, apenas a horas del arribo de Mahmud Ahmadinejad. “Tiene dos páginas y media de extensión y en ella el presidente Obama explicó su visión de diversos aspectos de su política exterior”, le dijo una fuente gubernamental al diario paulista. El mandatario norteamericano aclaró, siempre según la fuente, que hubiese preferido conversar telefónicamente con Lula, pero que su agenda estaba demasiado ajustada. Por eso, a través de un fax marcó su posición sobre todos los temas que provocan malestar en la relación entre Washington y Brasilia.
Según Folha, Obama había explicado que las elecciones hondureñas eran la mejor salida a la crisis, en la que se había sumergido el pequeño país centroamericano tras el golpe de Estado del 28 de junio pasado. El argumento no debe haber convencido a Lula, ya que dos días después su principal asesor en temas internacionales, Marco Aurelio García, defenestró la posición norteamericana a favor de los comicios bajo dictadura. “Consideramos lamentable que se quiera limpiar un golpe de Estado en un país que vivía en estado de sitio. Esta es una posición equivocada de Estados Unidos”, había asegurado.
El tono del texto escrito por Obama se desconoce, pero el enojo de García llevó a los principales medios brasileños a suponer que la carta había caído muy mal entre los íntimos de Lula. Como si no fuera suficiente para imaginar un enfrentamiento, desde Washington el vocero del Departamento de Estado aportó un granito más a la controversia. “Esperamos de todos los países que mantengan cualquier tipo de contacto bilateral con Irán que enfaticen esas preocupaciones de la comunidad internacional”, señaló en conferencia de prensa Ian Kelly. La respuesta estaba dirigida originalmente a Hugo Chávez, quien ayer recibió a Ahmadinejad en su última parada latinoamericana, pero la prensa brasileña tomó las palabras de Kelly como una señal hacia Brasilia.
Entrada la tarde, el canciller de Lula, Celso Amorim, se vio forzado a salir a calmar los ánimos. “No existen tensiones en la relación Brasil-Estados Unidos. Nos tenemos que acostumbrar a tener diferencias. Tuvimos discusiones por la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en la Organización Mundial de Comercio, algo normal. Es necesario que sepamos dialogar”, explicó Amorim. “Estamos en latitudes diferentes. Brasilia está en el Hemisferio Sur y Washington en el Hemisferio Norte. Es natural que las cosas sean vistas a veces en forma diferente, pero esto no es razón para tensiones”, agregó.
El canciller brasileño, el único del gobierno que habló oficialmente del tema, no disimuló su malestar con la prensa ni por la filtración de la carta. “No sé cómo llegó a la prensa, pero ya que se difundió digo que creo que el presidente Lula responderá, de manera adecuada, educada, mostrando sus puntos de vista, y destacando cooperación”, aseguró, intentando dar por terminado con la espiral de especulaciones.
En pocos días, Lula y Obama se verán las caras en la cumbre sobre cambio climático de Copenhague. El presidente brasileño ya acercó posiciones con su par francés, Nicolas Sarkozy, en este tema, mientras que el líder norteamericano no ha dado señales de cambiar su postura, en la que predominan las expresiones de deseo por sobre las iniciativas concretas.
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