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“El tiempo de elección de mi gabinete me corresponde a mí. Y puedo decidirlo en media hora, dos horas, en dos días, dos semanas o recién el 31 de diciembre.” De vuelta por su gira por Argentina y Chile, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quiso desdramatizar el hecho de que hoy vence el plazo señalado por sus asesores para elegir las principales figuras de su gobierno. Sin embargo, para el ala izquierda de su Partido de los Trabajadores (PT), no hay que relajarse, y ayer mismo pidieron estar representados en el nuevo gobierno con un ministerio o con la presidencia de la Cámara de Diputados, donde reúnen a un tercio de la bancada del partido. El presidente electo se reunirá el sábado en San Pablo con el director del FMI, Horst Koehler, antes de viajar la semana que viene a Estados Unidos y México.
La izquierda del PT parece preocupada por la falta de señales sobre su posible participación de primer nivel en el futuro gobierno. “Es tradición en los gobiernos del PT que la amplia diversidad de las opiniones internas esté representada”, dijo ayer Raúl Pont, ex alcalde de Porto Alegre y diputado electo, miembro de Democracia Socialista, la principal corriente de la izquierda del partido. En la reunión de la directiva del PT, que tendrá lugar este fin de semana en San Pablo, estos sectores le pedirán a Lula una representación importante en el gobierno: si no ocupan un ministerio, quieren al menos la presidencia de la Cámara de Diputados. La solución que baraja Lula para cuando llegue formalmente el pedido es nombrar en algún ministerio al gobernador saliente de Rio Grande do Sul, Olivio Dutra, su amigo personal y tradicional aliado de la izquierda del PT. Dutra no es visto como un cuadro “orgánico” por los sectores radicalizados. “Es importante que la izquierda participe en el gabinete –dijo el diputado federal electo Chico Alencar, otro líder del sector–, para mostrar que también somos buenos en la administración, y no sólo en la crítica.” La diputada Luciana Genro, hija de Tarso Genro, ex candidato a gobernador del partido en Rio Grande do Sul, cree que la izquierda tiene legitimidad para reclamar un espacio en el futuro gobierno. El fantasma de la izquierda del PT es que el Partido Liberal, al que pertenece el vicepresidente electo José Alencar, esté demasiado representado y el gobierno termine teniendo un tinte de derecha.
Lula está presionado para definir al menos la presidencia del Banco Central, ya que quien ocupe el cargo deberá ser ratificado por el Congreso, que entra en receso de verano en 10 días. “No tengo presiones. No estoy enfrentando dificultad alguna, contacté a todas las personas que busqué y no tuve ningún problema”, declaró ayer.