EL MUNDO › QUE ES Y OPERA COREA DEL NORTE
El Estado chantajista
Probablemente no haya ningún Estado en el mundo que viole las reglas globales de modo tan flagrante como Corea del Norte, aunque si esto es por opción o por necesidad depende de qué lado se encuentre usted de la zona desmilitarizada. Es una nación socialista, pero gobernada por una dinastía de semidioses –el “Querido Líder” Kim Jong-il y su padre, el “Eterno General” Kim il-sung–. Es un autoproclamado “paraíso de los trabajadores”, en el que cientos de miles han muerto de hambre y muchos más enfrentan ahora escasez de alimentos y combustible de cara a lo peor del invierno.
El Norte no tiene nada con qué negociar salvo el miedo: la amenaza de que algún día se convierta en el equivalente estatal de un atacante suicida. En los 12 años desde que el fin de la Guerra Fría lo privó de sus principales protectores –China y Rusia– ha usado el arte de llevar las cosas al borde de la guerra para asegurar su supervivencia. En 1994 llevó al nordeste de Asia al borde de la guerra antes de parar un programa de plutonio a cambio de combustible y la promesa de ayudar a construir dos reactores de agua liviana. En 1998, cuando una hambruna pareció haber puesto a Pyongyang de rodillas, el régimen hizo un disparo de prueba de un misil Taepo Dong para demostrar al mundo que aún constituye una amenaza.
Pese a las negociaciones con Corea del Sur, el aislamiento económico del Norte se ha incrementado desde que George W. Bush llegó a la Casa Blanca. El año pasado, las autoridades impositivas en Tokio impidieron transferencias de fondos, de las que se dice que equivalen a miles de millones de dólares, de la próspera comunidad norcoreana en Japón. Otra fuente de moneda dura sería el contrabando de anfetaminas por fuerzas especiales, pero esto se ha vuelto más difícil desde diciembre pasado, cuando la Guardia Costera japonesa hundió un buque espía norcoreano.