Lunes, 29 de marzo de 2010 | Hoy
EL MUNDO › VOTO CASTIGO A LOS ESCáNDALOS DE CORRUPCIóN, LAVADO Y LAZOS CON LA MAFIA
Las elecciones regionales se han convertido en un plebiscito sobre la gestión política del primer ministro, Silvio Berlusconi. Se registró una fuerte caída en la participación, lo cual sería un golpe para el oficialismo.
Con una baja participación en los comicios arrancaron ayer las elecciones regionales en Italia. Cerca de 41 millones de italianos deberán asistir a las urnas para votar por presidencias y alcaldías de 13 regiones, cuatro provincias y 462 municipios del país, en una elección que ya se ha convertido en un plebiscito sobre la gestión política del primer ministro, Silvio Berlusconi. El recuento de los votos comenzará en la tarde de hoy y su resultado no sólo definirá el mapa político del país, sino que sentará un fuerte precedente de cara a las próximas elecciones generales previstas para 2013.
No fue el clima lo que marcó la alta abstención electoral en las urnas. En la soleada jornada de ayer, solamente un 35,4 por ciento del padrón electoral se presentó a votar, según trascendió en informaciones dadas por el Ministerio del Interior italiano. Al cierre de esta edición, la caída de casi siete puntos porcentuales en la participación con respecto a la elección regional de abril de 2005 volvió a revivir el peor de los temores para el dirigente Partido de la Libertad (PDL), teniendo en cuenta que la centroizquierda roza sus talones en la intención de voto, y una fuerte abstención actuaría como un voto castigo para la derecha.
Los analistas pronostican que si en 2005 un 71,7 por ciento de los electores acudió a las urnas, en estas votaciones puede registrarse una caída de entre 7 y 10 puntos, alcanzando la participación un 62 a 65 por ciento. Con esto, la posibilidad de que se repita lo ocurrido en los comicios regionales en Francia es alta. En el mediodía de ayer, tan sólo uno de cada diez italianos había acudido a votar, lo que supone un 3 por ciento menos de participación que en las elecciones celebradas hace cinco años.
Según señalan los expertos, la baja participación estaría relacionada con la indefinición de los programas presentados por los partidos, al tiempo que los múltiples escándalos de lavado de dinero, corrupción y relaciones con la mafia de la dirigencia italiana han desgastado la confianza de los italianos por la política.
“Durante la campaña nadie ha hablado de los temas concretos de la vida cotidiana que interesan a la gente”, señaló el presidente de la reconocida encuestadora Ipsos, Nando Pagnoncelli, en declaraciones realizadas en conferencia de prensa. De acuerdo con el especialista, la centroderecha aún mantendría su margen de ventaja sobre la oposición. Pero los resultados todavía no son seguros.
“Espero que el odio no prevalezca sobre el amor. Estoy convencido de que lo positivo es la mejor actitud para el espíritu, y que todo tiene que ir en esa dirección”, dijo el premier Berlusconi poco antes del mediodía, mientras depositaba su voto en Milán. Tras su mensaje conciliatorio, el mandatario volvió a pedir a los electores que asistan a los comicios. “Hay que ir en masa a las urnas y alejarse del espectro de la abstención. Que no se pierda ningún voto, porque cada voto perdido es un voto para la izquierda”, apuntó Il Cavaliere.
Tras dos años en el poder, el mandatario ha sufrido una fuerte caída en su imagen pública, debido a los escándalos que azotaron en los últimos meses a su aliado en la Protección Civil, Guido Bertolaso, y la dimisión del senador del PDL, Nicola Di Girolamo, acusado de mantener vínculos con la mafia calabresa. Sumado a esto, los errores burocráticos cometidos por su partido en la presentación de sus listas en la región de la Lazio y las críticas generadas por la decisión del Ejecutivo de suspender todos los programas políticos en la televisión un mes antes de los comicios han revitalizado a la oposición.
Con esta nueva coyuntura, la centroizquierda, liderada por el Partido Democrático (PD), de Pierluigi Bersani, busca repetir la histórica victoria lograda en las últimas regionales de 2005 por la Unione del ex dirigente Romano Prodi. Aunque no se avance sobre nuevos territorios, el objetivo último será mantener el liderazgo de once de las trece regiones que se encuentran en su poder desde ese año.
Los feudos de Lombardía y Véneto son los únicos que actualmente se encuentran en manos de la centroderecha, gobernados por el PDL y su aliado la federalista Liga Norte, respectivamente. Esta última, liderada por el dirigente Umberto Bossi, cuenta con un fuerte arraigo en las regiones septentrionales, por lo que con esto su victoria en estos feudos estaría asegurada. En los últimos meses, la Liga del Norte logró sumar adeptos en sus filas, convirtiéndose en el tercer partido más votado por los italianos. De ser confirmada esta tendencia en alza, los analistas señalan que la fuerza política más antigua de Italia podría disputarle a la izquierda el liderazgo de la poderosa Piamonte, mientras que el PD mantendría la victoria en las regiones de Romana, Toscana, Umbría, Las Marcas y Basilicata.
Hasta ahora, los resultados de la elección regional en Italia son meras suposiciones. Sin embargo, los expertos coinciden en un punto: la batalla decisiva se efectuará en las disputadas regiones de la Lazio y Piamonte –hasta hoy en manos de la izquierda–, que todavía pueden sufrir un giro en sus colores, asegurando una peleada victoria para Il Cavaliere.
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