El gobierno de Brasil anunció que no firmará el protocolo adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que aumenta las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) de la ONU en las centrales nucleares, según se explicó, por razones de soberanía nacional.

“Firmar el protocolo adicional sería extremadamente grave desde el punto de vista de la soberanía nacional”, explicó el ministro de Asuntos Estratégicos, Samuel Pinheiro Guimaraes, en declaraciones publicadas ayer por el diario O Estado de Sao Paulo. Pinheiro es uno de los encargados de diseñar el plan nuclear que prepara el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva con alcance hasta 2022.

El protocolo adicional del TNP, firmado por 107 países y ratificado por 73, permite a inspectores de la OIEA visitar sin aviso previo cualquier instalación nuclear del país firmante. El protocolo no ha sido firmado por las principales potencias nucleares, Rusia y Estados Unidos. Tampoco fue firmado por Brasil ni Argentina, los países con los programas nucleares más desarrollados de Sudamérica.

La negativa brasileña a firmar el protocolo llega en una semana donde Estados Unidos y Rusia anunciaron que el 9 de abril firmarán un nuevo tratado para reducir entre 1550 y 2200 cabezas nucleares de sus arsenales durante los próximos siete años. Por su parte Lula viene de una gira por Medio Oriente, donde ofreció mediar en el conflicto entre Israel y Palestina. Antes y después del viaje, Lula defendió el derecho de Irán de llevar adelante su programa nuclear. Irán firmó el protocolo adicional en el año 2003.

El ministro afirmó que el plan nuclear brasileño y el objetivo de lograr la autonomía en el enriquecimiento de uranio para energía civil no se verá afectado por no adherir al protocolo adicional del TNP. “Si quieren sospechar, que sospechen; Brasil no se deja intimidar, no es de nuestro interés”, dijo. Según el diario, la presión para firmar el protocolo adicional de mayores inspecciones se reinició con la visita a Río de Janeiro del director general de la AIEA, Yukiya Amano.

Guimaraes deberá encabezar los trabajos para concentrar la posibilidad de inserción de Brasil entre los proveedores de uranio enriquecido, de combustible nuclear y de servicios del sector en el futuro. El gobierno brasileño, que tiene previsto levantar seis nuevas plantas atómicas, sostiene que la energía nuclear crecerá por ser menos contaminante.

“Las proyecciones indican que 40 por ciento de la matriz energética mundial será nuclear entre 2016 y 2027”, afirmó Pinheiro. La empresa estatal Industrias Nucleares de Brasil informó que el país pose 310.000 toneladas en reservas de uranio y con todas las nuevas usinas habrá un resto de 180.000 toneladas para exportar.

O Estado de Sao Paulo afirmó que poco antes de la visita que Lula realizará el 15 de mayo a Irán, país del que defiende su programa de energía atómica, Brasil se prepara para comenzar los tests de una usina para la producción del gas hexafluoreto de uranio (UF-6), cerrando el dominio del ciclo nuclear. Esa tecnología está siendo desarrollada por la Marina para poner en marcha en 2020 el primer submarino nuclear brasileño, que será construido como parte de una alianza estratégica con transferencia de tecnología entre Brasil y Francia.

El objetivo de la Marina es producir en Iperó, San Pablo, 40 toneladas anuales de UF-6 para ser enriquecido por menos de 20 por ciento y generar el material para poner en marcha al submarino a propulsión atómica. EL TNP prohíbe la fabricación de armas nucleares. La Constitución de Brasil prohíbe la construcción de la bomba atómica, Brasil fue el último país sudamericano en firmar el tratado de Tlatelolco. Desde entonces mantiene una política de Estado de enriquecer uranio por debajo de 20 por ciento para alejar las sospechas de la comunidad mundial.