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Un día después de que el ejército venezolano diera al presidente Hugo Chávez su apoyo más explícito “contra el sabotaje petrolero”, algunos dirigentes de la oposición pidieron que los militares se levanten contra el gobierno, en contradicción con quienes, como el líder sindical Carlos Ortega, quieren evitar cualquier parecido del proceso actual con la intentona golpista del 11 de abril. Ambas partes decidieron llevar ayer la disputa hacia los símbolos: en ocasión del 172º aniversario de la muerte del libertador Simón Bolívar, Chávez presidió un acto en el Panteón Nacional, con desfile militar incluido. Antes, la oposición había entregado una ofrenda floral al Panteón, pero debió detenerse a 500 metros del lugar por la posibilidad de enfrentamientos con los chavistas. La OEA emitió una declaración rechazando “los intentos golpistas” y a la vez abogó por “una salida electoral”. El gobierno norteamericano se manifestó “preocupado” por el escaso abastecimiento de petróleo, y el embajador norteamericano en Caracas, Charles Shapiro, declaró que el clima “es insostenible”.
“Mano dura presidente”, gritaron las 10.000 personas que acudieron ayer al Panteón Nacional en apoyo a Chávez. “Oye golpista/ es pa’que veas/ que aquí está el pueblo/que te va a dar la pelea”, siguieron. El acto en homenaje a Bolívar, el símbolo máximo del chavismo (tanto la Constitución como la República de Venezuela son “bolivarianas”), no tuvo oradores. Chávez asistió con los símbolos del poder presidencial, el collar y la medalla de la orden bolivariana, y saludó a la multitud desde el atrio de la colonial ex iglesia de la Santísima Trinidad, convertida en 1876 en el Panteón Nacional de los próceres. Luego, una banda marcial musicalizó el paso de 400 efectivos, vestidos de gala, de la Academia Militar, la Armada, la Aviación y la Guardia Nacional, mientras Chávez recibía el saludo del alto mando de las Fuerzas Armadas y de algunos embajadores. Esta pomposa demostración de fuerzas estuvo antecedida por el despliegue de unos 1000 efectivos de la Guardia Nacional que incluso tomaron los edificios aledaños al Panteón Nacional. El vicepresidente José Vicente Rangel dijo ayer en un comunicado que la opositora Coordinadora Democrática busca convertir al presidente en “blanco para cualquier tipo de aventura, bien sea golpe, la acción terrorista o el magnicidio”. En una entrevista que publicó ayer el diario francés Le Monde, el mismo Chávez expresó su temor de ser asesinado. “Creo que mi eventual asesinato podría ser el detonador de una verdadera guerra civil, por lo que presto mucha atención”, declaró. Pero después señaló que “manifestantes pro y anti Chávez manifiestan, a veces el mismo día, sin desbordamientos, lo que demuestra que si existiera en Venezuela el riesgo de una guerra civil, ya habría estallado”.
En todo caso, hay sectores de la oposición que piden un golpe. “Las Fuerzas Armadas deben dar un paso adelante en la defensa de nuestro pueblo y de su libertad”, dijo Enrique Medina, uno de los jefes militares disidentes que se mantiene en desobediencia en plaza Altamira, donde nació la protesta actual. “¿Dónde están los militares, qué están esperando, que se destruya al país?”, bramó el líder opositor Antonio Ledezma. Por su parte, el líder de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, dijo que hay que mantenerse en la “ruta democrática” pero alertó a los militares a “no actuar contra el pueblo”.
Es que Ortega intenta representar la cara políticamente correcta de la oposición y, sobre todo, mostrársela a la OEA. La OEA, en una declaración publicada en la medianoche del lunes, atacó frontalmente la posibilidad de un golpe luego de tres días de negociaciones en los que Estados Unidos insistió hasta donde pudo con la posibilidad de que se pidieran elecciones anticipadas. Cuando fue claro que la OEA no iba a ceder, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, se retractó anteayer respecto al pedido de elecciones anticipadas formulado el viernes y lo cambió por el de un referéndum. Para la oposición, ahora es tiempo de duplicar la presión por la paralización económica y social y confiar en que el gobierno no pueda reactivar la industria petrolera. Ayer, un grupo de 40 dirigentes de Petróleos de Venezuela (PDVSA) emitió una declaración diciendo que “el 90 por ciento de la empresa está parada y los militares no tienen la capacidad de volver a operarla”, y exigieron una “salida electoral rápida” porque el combustible alcanza “para dos días”.