EL PAíS › SIGUE SIN DEFINICION LA INTERNA DEL RADICALISMO
Dicen que somos lentísimos
Rozas, Terragno y Moreau ratificaron sus posturas en sendas conferencias de prensa. Los datos definitivos se conocerán hoy. Quizá.
Por Fernando Cibeira
Al culebrón de la interna radical ayer le tocó el capítulo de las conferencias de prensa. Fueron tres: calurosas, nerviosas y apasionadas, pero no cambiaron el rumbo del escándalo. En la primera, el presidente de la UCR y gobernador de Chaco, Angel Rozas, defendió el entusiasmo de sus coprovincianos que el domingo fueron a votar masivamente a una interna que en el resto del país pasó casi desapercibida y desafió a Rodolfo Terragno a hacer una elección complementaria dentro de 20 o 25 días. Unas horas después, el aludido Terragno apareció para decir que ya no importaba si en Chaco hubo fraude, porque aun con la diferencia que le sacaban en esa provincia, en el total ganaba por 17 mil votos. Una hora después y a tres cuadras de distancia, Leopoldo Moreau reiteró que el ganador era él por una diferencia de entre 4 y 6 mil votos, pero que no correspondía que nadie se declarara ganador para no presionar a la junta electoral. A otras tres cuadras de allí, la junta continuaba haciendo malabarismos con los números de un recuento interminable: con el 85 por ciento de las mesas escrutadas, Terragno se imponía por escasos 4 mil votos. Hoy, créase o no, darían a conocer el nombre del triunfador.
Rozas había prometido que no dejaría pasar así nomás las sospechas de fraude en Chaco lanzadas por Terragno. Lo que el precandidato presidencial destacó fue que en esa provincia el domingo habían votado más personas que en la interna de la Alianza entre Fernando de la Rúa y Graciela Fernández Meijide. Para responderle, Rozas preparó una rueda de prensa –”un acto de desagravio”, lo definió– en Resistencia en la que apareció rodeado de varios partidarios, muy dispuestos a aplaudirlo cuando hiciera falta.
El gobernador justificó la gran afluencia de votantes en la simpatía que genera en toda la región el senador misionero Mario Losada, compañero de fórmula de Moreau. “Si Rodolfo Terragno tiene dudas, acepto aplazar el acto electoral en el Chaco y hacer una complementaria dentro de 20 o 25 días. Allí veremos si tenemos un partido en los papeles o verdaderamente movilizado”, desafió Rozas para delirio de los dirigentes que lo acompañaban. También cruzó al presidente de la Juventud Radical, Alejandro Rabinovich, por haberle pedido la renuncia. Se notaba que hacía calor porque cada tanto Rozas necesitaba secarse la transpiración de la frente.
A unos cuantos cientos de kilómetros, en Callao y Rivadavia, Terragno ni le contestó. “El intento de convertir a la provincia del Chaco en árbitro de la elección ha fracasado”, anunció unas horas después. Y explicó que aún con la diferencia de 23 mil votos que el comité provincial le daba a Moreau, “estamos en condiciones de anunciar que el triunfo de la fórmula Terragno-Linares está asegurado”. Además de su candidato a vicepresidente, estuvieron junto a Terragno un grupo de diputados como Jesús Rodríguez, Luis Molinari Romero, Noel Breard, Mario Capello, Horacio Vivo y Margarita Stolbizer, entre otros.
Luego de proclamarse ganador, Terragno dijo que no pensaba discutir más sobre la interna y se puso a hablar como si fuera el candidato radical. “La polémica ahora es con el Partido Justicialista”, explicó, y anticipó que su esfuerzo se centrará en reubicar al radicalismo como partido de la oposición, en una alusión a la supuesta alianza de la línea de la UCR bonaerense de Moreau con el gobierno de Eduardo Duhalde.
Su adversario no podía quedarse callado y convocó a su propia conferencia de prensa en su comando de campaña en Combate de los Pozos, frente a una entrada lateral del Congreso. Moreau empezó pidiendo “disculpas a la sociedad argentina” por el escándalo de la interna. El diputado habló bastante mal de su adversario a quien acusó de “hacer denuncias mediáticas y al voleo” y de impugnar el resultado de todas las mesas en las que perdió. Anunció que su estrategia sería esperar “serenamente” el veredicto de la junta electoral. Con todo, puntualizó que de acuerdo a los datos que le habían enviado sus fiscales podía confirmar su triunfo de entre 4 mil y 6 mil votos en todo el país. Moreau buscó mostrarse diferente a Terragno en cuanto a que él defendía el trabajo los órganos institucionales de la UCR que su rival se dedicaba a atacar. Y dijo que no correspondía que nadie se declarara ganador hasta que la junta electoral nacional no lo hiciera oficialmente. Sin embargo, desde que terminó el comicio el domingo, tanto él como Terragno no pierden oportunidad de declararse triunfadores.
A todo esto, la meneada junta electoral continuó ayer con su misterioso escrutinio, que ya lleva 48 horas para el recuento del comicio más sencillo que se pueda imaginar: dos listas, un cargo. Pero no sólo es lento sino que sus números son insondables. En el último parte del lunes, con el 47 por ciento de las mesas escrutadas los votantes ya sumaban 378.700 entre afiliados e independientes, acercándose mucho al total de 400 mil personas que era el número que las dos listas coincidieron en calcular la participación del domingo. Sin embargo, ayer, el último parte alcanzaba el 85 por ciento de las mesas pero sumaba apenas 470 mil votantes. Dirigentes radicales deducían que el desacelere se debía a que la junta había achicado los números inflados que le mandaban desde el interior para acercarse un poco más a lo que fue de veras la interna.
Según ese último parte, el final era de bandera verde: Terragno obtenía 234.883 votos (49,9 por ciento) contra los 230.335 (49 por ciento) que sacaba Moreau. Esa información salió a las 19.46 y a partir de ahí la junta electoral continuó con su labor artesanal en silencio absoluto. Ni siquiera continuaron publicando los datos en la página que la UCR tiene en Internet. Un poco más tarde, un comunicado explicó la situación.
“Por razones de prudencia y transparencia del comicio, esta Junta Electoral Nacional ha resuelto informar sobre los cómputos finales recién cuando se reciban los resultados que arrojan las mesas faltantes”, anunció el organismo, cuando ya quedó claro que la prudencia y la transparencia no han sido las principales características de la interna. La junta explicó que sólo le faltan unas 500 mesas que con un poco de viento a favor conseguirán contar hoy, aunque ya nada es seguro.