La semana comenzó con pie izquierdo en la Casa de Nariño y la campaña de Juan Manuel Santos. Ayer, amanecieron defendiéndose, una vez más, de ser socios de los paramilitares. Página/12 reveló el domingo el testimonio de un ex mayor de la policía colombiana que señala a Santiago Uribe Vélez, hermano del presidente, como parte de grupos paras en los años noventa. Juan Carlos Meneses confesó lo sucedido desde Buenos Aires, en plena campaña, por lo que los funcionarios de Uribe respondieron que se trata de declaraciones netamente electorales.

Santos, quien registra un empate en los sondeos de intención de voto del próximo domingo con el independiente Antanas Mockus, dijo a emisoras nacionales que presume la inocencia del hermano de su ex jefe. “Esas denuncias van y vienen, afloran y desaparecen, y yo las tomaría con beneficio de inventario”, dijo. “No creo que andara en esas actividades ilegales”, afirmó el ex ministro de Defensa de Uribe refiriéndose a los supuestos vínculos con escuadrones ultraderechistas paramilitares que revivió Meneses, pero que se vienen señalando desde hace años. Incluso, Santiago ya fue investigado por la Justicia colombiana por posibles relaciones con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), uno de los brazos armados de este grupo ilegal que nació en los años ochenta en zonas campesinas como Yarumal, un pueblo al norte de Medellín donde, según Meneses, Santiago Uribe tenía un grupo “para”, detallando: “El grupo tiene un jefe que se llama Santiago Uribe Vélez, que es el hermano del (entonces) senador Alvaro Uribe. El es un ganadero de la región que tiene la hacienda cerca de Yarumal, la hacienda La Carolina”.

Esta hacienda ha sido denunciada como escenario de la masacre de más de 50 campesinos de Yarumal, entre 1993 y 1994. También, según lo dijo Gustavo Petro en un debate de parlamentarios hace dos años, La Carolina era centro de operaciones de los paramilitares de esta región. Petro es hoy el candidato del opositor partido Polo Democrático Alternativo, y registra una intención de voto del 6 por ciento, ubicándose en el tercer lugar de las encuestas. El escándalo que se retoma esta semana fue, en parte, promovido por él gracias a las denuncias que hizo como senador. Este Uribe también fue denunciado por aparecer en una foto junto al reconocido narcotraficante Fabio Ochoa Vásquez.

Pero sus pruebas no fueron suficientes. La Fiscalía cerró el caso, como lo recordó ayer el ministro del Interior y la Justicia, Fabio Valencia Cossio, otro cercano de Uribe cuestionado por relaciones con ilegales. Su hermano Guillermo, ex director de las fiscalías de Medellín, está encarcelado por las mismas razones que enlodan el nombre de la familia presidencial desde que Alvaro Uribe fue alcalde de Medellín y gobernador de la provincia de Antioquia: vínculos con paramilitares. “La Justicia ha investigado en todas las instancias y no encontró ninguna responsabilidad de parte de Santiago (...) nosotros acatamos las decisiones como respetuosos que somos de ésta”, declaró en Medellín el ministro. A él se sumó el vicepresidente, Francisco Santos, primo del candidato del partido de la U, quien calificó de “raro” el testimonio revelado por darse en “coyuntura electoral”. Para Santos “hay una intención política” en la denuncia que publicaron Página/12 y The Washington Post. Este Santos también ha sido señalado de tener relaciones con paras, según el ex jefe de las autodefensas Salvatore Mancuso, quien afirma que el vice le pidió conformar un bloque para en Bogotá, tal como se hizo en Medellín para combatir el avance de las milicias guerrilleras en las comunas.

En ninguno de los casos, la Justicia colombiana concluye las investigaciones. En el de Santos no se abrió ninguna, por lo que juristas internacionales confían en que otras instancias puedan juzgar los supuestos crímenes cometidos por las familias Uribe y Santos. El actual presidente dijo ayer desconocer las versiones de la prensa internacional, aduciendo que no lee periódicos de otros países. El argentino Adolfo Pérez Esquivel, cercano al grupo de juristas internacionales que recibió el testimonio de Meneses, anunció que las pruebas serán enviadas a la Justicia colombiana. “Si no se ve un procedimiento correcto”, el caso será llevado a los tribunales internacionales, sentenció el Premio Nobel.