La Justicia brasileña denunció que unos 50 policías de San Pablo en actividad conformaron escuadrones de la muerte para combatir al narcotráfico. El Ministerio Público de ese estado y la división de asuntos internos de la Policía Civil presentaron pruebas de que agentes de cuatro batallones que operan en los barrios marginales paulistas crearon fuerzas paramilitares, que serían responsables de varias masacres anónimas que se registraron en los últimos meses. Dos comisarios y un investigador de la Policía Civil, que colaboraron en la denuncia, ya fueron amenazados por agentes que forman parte de estos escuadrones de la muerte. Según sus conclusiones, los policías eligieron combatir el crimen organizado, el narcotráfico y el juego clandestino pasándose a la ilegalidad, una práctica que ya se comprobó en la policía de Río de Janeiro.