Lunes, 3 de enero de 2011 | Hoy
EL MUNDO › EN SU PRIMER DíA COMO PRESIDENTA DE BRASIL, SE REUNIó CON SIETE REPRESENTANTES EXTRANJEROS
El nuevo gobierno de Brasilia priorizará el fortalecimiento de las instituciones latinoamericanas y buscará fomentar una reaproximación con Estados Unidos. El primer destino de Rousseff será la Argentina.
La flamante presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, comenzó su mandato con una maratónica jornada de siete reuniones con autoridades del mundo. Los primeros ministros de Corea del Sur, Kim Hwang-Sik, y Portugal, José Sócrates; el presidente palestino Mahmud Abbas, el uruguayo José Mujica, el vicepresidente cubano José Ramón Machado y el príncipe Felipe de España fueron las primeras figuras con las que la mandataria compartió reuniones de trabajo. Así dio el primer paso en el cumplimiento de una agenda internacional que priorizará el fortalecimiento de las instituciones latinoamericanas, ofrecerá gran atención a los países emergentes y buscará fomentar una reaproximación con Estados Unidos. La jornada también fue escenario para la asunción de los ministros de Exteriores, Antonio Patriota, y de Gobierno, Antonio Palocci.
Las principales vías por las que circulará la política exterior de la gestión de Rousseff aparecieron mencionadas en el discurso que la propia mandataria ofreció durante su ceremonia de investidura y no demostraron grandes diferencias con la que desarrolló su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva. No obstante, especialistas en relaciones internacionales remarcaron que la línea del nuevo gobierno será más pragmática. “Serán unas relaciones internacionales con otro estilo, con menos ideología y más pragmatismo, pero con resultados semejantes: Brasil debe continuar con un papel internacional importante, de hecho ya es parte del G-20”, señaló el consultor y profesor de la Universidad de Brasilia, David Fleischer.
La mandataria aprovechó la estadía de funcionarios de diferentes países del mundo con motivo del cambio de mando para abrir el juego. “Fue una maratón de reuniones y todas resultaron muy buenas”, explicó el recién asumido canciller, Antonio Patriota, en una conferencia de prensa en la que resumió el contenido de las siete charlas. Y confirmó los destinos internacionales de la mandataria petista: la Argentina y Uruguay serán los primeros países a visitar (ver página 5). En febrero, Rousseff asistirá a la Cumbre de América del Sur con Países Arabes en Lima, Perú.
Otros lugares mencionados fueron Estados Unidos y China. Según publicó el diario Estado de Sao Paulo, el gobierno estadounidense solicitó que Rousseff reciba a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, pero Brasilia respondió que no había espacio en la agenda de la presidenta. De todos modos, la visita de Clinton a Brasil fue considerada como una señal positiva por diplomáticos y analistas.
El príncipe Felipe protagonizó el primer encuentro en el palacio presidencial del Planalto. Las relaciones comerciales, culturales, de defensa y cooperación entre España y Brasil fueron el eje central de la reunión, en la que además repasaron la política de la región iberoamericana. Luego, la flamante mandataria recibió a su par uruguayo, José Mujica, con el que acordó continuar con el régimen de encuentros trimestrales que se había implantado durante el gobierno de Lula. En la charla, el cambio en Uruguay al modelo de televisión digital nipón–brasileño cobró notable protagonismo. Ambos dirigentes coincidieron en que la decisión abrirá áreas importantes de cooperación.
La maratónica carrera de reuniones continuó al recibir al primer ministro surcoreano, Kim Hwang-Sik, quien comunicó el interés de su país en negociar un acuerdo de libre comercio con el Mercosur. Ambos gobernantes acordaron reforzar el diálogo para avanzar en convenios en las áreas tecnológica, nuclear, petrolera y de industria naval, y mencionaron la licitación del tren de alta velocidad que el gobierno brasileño pretende comenzar a construir entre Río de Janeiro y San Pablo en abril, negocio en el que Corea del Sur mostró sobrado interés.
El comercio, la crisis económica en Europa y la intención de acercar los vínculos entre ambos países fueron los puntos sobresalientes de la cuarta reunión que concretó Rousseff, en esta ocasión con el primer ministro portugués, José Sócrates. “Con Dilma profundizaremos la sociedad estratégica entre Brasil y la Unión Europea”, vaticinó el funcionario.
Más tarde, la jefa de Estado brasileña recibió al presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, quien se mostró satisfecho y agradecido por el reconocimiento de parte de Brasil al Estado palestino en sus fronteras de 1967.
Con el vicepresidente de Cuba, José Ramón Machado Ventura, Rousseff repasó varios proyectos comunes, como las obras del puerto de Mariel, en las que participan empresas brasileñas, o la asistencia que ha ofrecido el país sudamericano en el cultivo de la soja. La situación por la que atraviesa la población de Haití fue uno de los temas del que más dialogaron ambos dirigentes, sobre el que decidieron intensificar su cooperación para evitar nuevas epidemias, como la de cólera, que causó miles de muertos el año pasado.
Finalmente, Rousseff recibió al ex primer ministro japonés Taro Aso, con quien repasó la agenda bilateral y, al igual que en la cita con el primer ministro surcoreano, hablaron de la licitación del tren de alta velocidad.
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