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La oposición yemení rechazó la propuesta del presidente Ali Abdullah Saleh de conformar un gobierno de unidad nacional. En el plan que el mandatario comentó brevemente y que esbozó sometido a una fuerte presión política basada en protestas y reclamos callejeros, la oposición tiene participación en todas las esferas del gobierno, salvo en puestos estratégicos como los ministerios de Interior, Defensa y Relaciones Exteriores, que Saleh reservó para su espacio. El principal partido opositor, el Islah, declaró que no participará en ningún gobierno que “ahogue las demandas del pueblo”.

“La crisis actual no es entre el régimen y la oposición. Es entre el régimen y el pueblo”, dijo el vicesecretario general del Islah, Muhammad al Saadi. La iniciativa forma parte de un esquema de ocho puntos con el que el mandatario intentó responder, sin éxito, a las protestas que exigen su dimisión. “Esta oferta no es nueva y nosotros ya dimos una respuesta. Esta no es la solución a la crisis. Nosotros nos mantendremos al lado de la gente de la calle y de sus demandas”, completó Al Saadi.

La negativa del Islah coincidió con la respuesta de los otros cuatro colectivos opositores que conforman la plataforma que acompaña la revuelta del pueblo yemení en contra del régimen de Saleh, “Encuentro compartido”. “No vamos a abandonar nuestra postura”, dijo el vocero de la alianza, Mohamed el Sabri.

Según la cadena árabe de noticias Al Jazeera, Saleh criticó a los líderes opositores por rechazar el diálogo y redobló la apuesta al asegurar que contactará a personalidades independientes para formar un gabinete plural. Además de proponer un Ejecutivo de unidad nacional, el mandatario ofreció enmiendas constitucionales y reformas de las leyes electorales, así como una iniciativa para llevar ante los tribunales a funcionarios acusados de corrupción. También prometió poner en libertad a los presos no condenados y generar un ambiente de reconciliación para conseguir el éxito de un diálogo nacional y acabar con las manifestaciones y huelgas. Parece que nadie le creyó.