EL MUNDO › BUSH LANZO SU “VISION” DE UN MEDIO ORIENTE POST-SADDAM HUSSEIN
Todo un derrame de fe democrática
De hablar de antiterrorismo, George W. Bush desplazó ayer su eje retórico contra Saddam Hussein a la promesa de democratización de Medio Oriente. Los preparativos militares siguieron a toda marcha, y las diferencias en Occidente, también.
En los ‘90, el “efecto derrame” estaba a la orden del día de las explicaciones sobre las supuestas bondades del modelo neoliberal. Ayer, el presidente norteamericano trasladó el “efecto derrame” al terreno de la política al desarrollar las supuestas bondades para el mundo árabe de la guerra contra Irak. En un discurso pronunciado en el Instituto Norteamericano de la Empresa, George Bush trazó las líneas principales de su “plan global” que comienza con el ataque a Bagdad. “Irak liberado puede demostrar el poder de la libertad, que trae esperanza y progreso a la vida de millones de personas”, declaró Bush. La caída de Saddam Hussein “ayudará a la creación de un Estado palestino independiente y democrático”, afirmó. Mientras el bueno hablaba de las bondades, el malo habló de sus maldades. En una entrevista emitida ayer por la noche en la cadena norteamericana CBS, el líder iraquí Saddam Hussein declaró que de ningún modo se exiliará, como propuso la Casa Blanca, y que resistirá hasta el final. “Estoy orgulloso de haber nacido en Irak. Moriremos aquí y mantendremos nuestro honor”, afirmó.
Para Bush, la entrada en Irak marcará el comienzo en el mundo árabe de un proceso de democratización sin precedentes. Y para imágenes, el presidente norteamericano no se anduvo con chiquitas: comparó esta situación con la de la Segunda Guerra Mundial, tal como hiciera el canciller británico Jack Straw ante su Parlamento (ver nota aparte). Según Bush, las tropas estadounidenses serán recibidas como liberadoras por la amplia mayoría de la población, tal como lo fueron en Europa en 1945 “o más recientemente en Afganistán”. “Desde Marruecos a Bahrein y más allá, los países están tomando pasos genuinos hacia reformas políticas”, afirmó Bush, aludiendo a que la guerra en Irak es el episodio clave del derrame de la democracia en el mundo árabe. “Llevar estabilidad y unidad a un Irak libre no será fácil. Sin embargo, eso no implica que haya que dejar que sigan operando las cámaras de tortura y los laboratorios de veneno del régimen iraquí”, aseguró. “Nos vamos a asegurar de que un dictador brutal no sea reemplazado por otro. Y no dejaremos que Saddam Hussein sabotee los recursos naturales de Irak, que serán devueltos a su propietario legítimo: el pueblo iraquí”, señaló. “Irak y los iraquíes son totalmente capaces de convertirse en una democracia y a eso apuntamos.”
Claro que tanto derrame democrático global también tiene que ver con una cuestión que es la defensa de Estados Unidos. “Los intereses de Estados Unidos en cuanto a seguridad y la fe de Estados Unidos en la libertad, ambas cosas conducen a lo mismo: un Irak libre y en paz”, agregó Bush. “Saddam Hussein implica una amenaza directa y creciente para la seguridad de nuestro país, ya que tiene nexos con terroristas y podría proporcionarles armas químicas, biológicas o nucleares”, denunció.
Más temprano, el gobierno norteamericano había salido al cruce de las consecuencias humanitarias que tendrá el conflicto en Irak. Según la Casa Blanca, Estados Unidos ya gastó o va a gastar cerca de 80.000 millones de dólares en planes de asistencia humanitaria y trascendió que un presupuesto suplementario de hasta 95.000 millones será presentado al Congreso una vez comenzada la guerra para financiar este tipo de ayuda. Elliot Abrams, asesor especial del presidente en asuntos de Medio Oriente, destacó que la ONU y las ONG contribuirán ampliamente en la tarea de ayudar a la población civil iraquí afectada por la guerra.
Del otro lado, para que los mismos norteamericanos vean al malo en acción, la cadena CBS emitió la entrevista que el periodista Dan Rather obtuvo con Saddam Hussein. “Los misiles que no respetan las resoluciones de la ONU ya fueron destruidos, así que no tenemos que destruir nada”, dijo el líder iraquí en referencia al ultimátum dado por el jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix, para que destruya los misiles Al Samud 2 antes del viernes.