Desde Santiago

Las Fiestas Patrias que se extenderán hasta el próximo lunes en Chile serán una tregua –involuntaria– entre el movimiento estudiantil y el gobierno de Sebastián Piñera. La pausa puede debilitar a los estudiantes, piensan en La Moneda, que ha apelado al desgaste que conlleva cuatro meses en tomas y paros. Sin embargo, los líderes universitarios confían en que luego de que el gobierno negara algunas de las demandas de los jóvenes para sentarse a dialogar, las fuerzas se aglutinarán y seguirán adelante con más ímpetu. De hecho, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) –que reúne a las universidades tradicionales– ya anunció un calendario de marchas para la próxima semana en respuesta a la negativa del ministro de Educación, Felipe Bulnes.

“Acá son los sectores más intransigentes los que terminan prevaleciendo. En la medida en que sean ellos quienes lleven el liderazgo, siempre vamos a estar en un pie forzado. Bajo la lógica del todo o nada, se vuelve difícil sentarse a conversar”, dijo ayer el secretario de Estado.

En ese escenario, el ministro argumentó que de las cuatro exigencias de los estudiantes se aceptaron dos: transparencia en la negociación –con actas públicas de las reuniones, pero no televisadas o vía Twitter como pedían los alumnos– y fiscalizar para que se cumpla la ley que prohíbe el lucro en las universidades privadas. Este punto tampoco está cubierto del todo, dicen en la Confech, que solicita suspender todos los aportes estatales a los que lucren con la educación.

Los otros dos ítems son más complejos. El gobierno ya descartó flexibilizar el cierre del semestre académico, que debe ser el 7 de octubre. Respecto de sacar los proyectos de ley de educación enviados al Congreso para renegociar a los deudores morosos de los créditos universitarios, La Moneda aseguró que insistirá en ello, trasladando parte de la discusión a Valparaíso, lugar donde funciona la sede legislativa chilena.

“Estamos buscando diálogo con los distintos actores todo el tiempo, incluso más allá de las instancias públicas... Dentro de los estudiantes, no estoy hablando precisamente de Camila Vallejo y Giorgio Jackson (presidentes de las federaciones de estudiantes de la Universidad de Chile y Católica), hay muchos que creen que llegó el momento de empezar a construir un diálogo y como gobierno estamos preocupados de atender también a esa mayoría silenciosa”, añadió el ministro Bulnes.

Conocida la postura oficial, el vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech), Francisco Figueroa, expresó su rotundo rechazo a la respuesta. “Lamentamos profundamente que el gobierno se haya negado a entregar condiciones mínimas de sentido común, que incluso personeros de la misma derecha hayan reconocido que eran cuestiones básicas que había que concederle al movimiento estudiantil. Nosotros estamos dispuestos al diálogo, siempre lo hemos estado”, sostuvo.

Giorgio Jackson, por su parte, lamentó que La Moneda no acogiera las garantías que pidieron para iniciar una mesa de diálogo.

“Si el gobierno de Sebastián Piñera no quiere ceder esas cosas tan básicas para que haya un diálogo, pasará a la historia como el mandatario que no quiso escuchar lo que su país está demandando”, sostuvo el dirigente.

El dirigente agregó que “no existe verdadera voluntad por parte del gobierno de cambiar el escenario ni de cambiar las injusticias que se viven hoy día en el sistema educacional. El gobierno no quiere tener un diálogo constructivo, sino más bien ejercer presión para desgastar el movimiento, que ha tenido eco en la mayoría del país”.

Así las cosas, la Confech llamó a la comunidad a una nueva movilización para este jueves 22 de septiembre con la idea de “demostrar una vez más al gobierno que este movimiento tiene características históricas”.

Además se realizarán otras movilizaciones, específicamente el 29 de septiembre y una el 7 de octubre.

Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Jaime Gajardo, acusó de “intransigencia de la autoridad” la respuesta dada por el Ministerio de Educación.

En una visita a los campus principales de las universidades de Chile, Santiago y Católica, Página/12 pudo comprobar que hay cansancio y preocupación de muchos alumnos por perder el semestre, las becas y las ayudas de mantención, como ha dicho el gobierno, de no estar todo en regla (notas y asistencia) el próximo 7 de octubre. Sin embargo, todos los consultados siguen apoyando la movilización aunque ello les signifique, por ejemplo a los que vienen de fuera de Santiago, seguir pagando pensiones y atrasarse no sólo seis meses sino incluso un año en la facultad.

Esa postura es defendida también por los dirigentes y voceros de los estudiantes, pero no está claro si las bases piensan lo mismo.

Lo que sí es cierto es que las próximas marchas servirán de barómetro para medir si el desgaste del movimiento es real o si la baja convocatoria que tuvo la última manifestación se debió al accidente aéreo que quitó la vida a 21 personas en el archipiélago de Juan Fernández.

En entrevista con CNN, la presidenta Camila Vallejo aclaró el panorama de lo que se viene: “Hemos sido enfáticos, para que el diálogo sea próspero no tenemos que estar dialogando bajo amenazas, como el tema de las becas, queríamos que los proyectos de ley se pudieran parar y que fueran discutidos en esta mesa de diálogo y el gobierno nuevamente no mostró voluntad política; no mostró disposición a iniciar un diálogo en las condiciones que nosotros estábamos esperando”, sostuvo al tiempo que confirmó la nueva marcha para el próximo jueves.