El presidente saliente y el electo del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, se reunieron ayer en La Moncloa para discutir la aceleración del traspaso de poderes y la crisis de deuda. Fuentes del Partido Popular (PP) de Rajoy, ganador de los comicios del domingo pasado, dijeron que el encuentro sorpresa duró dos horas, de las 17 a las 19, y que estuvo caracterizado por un buen clima general.

Con una cargada agenda internacional para Zapatero en los próximos días, que incluyen importantes compromisos europeos, la reunión sirvió para tratar de acordar una posición común de cara a esos eventos, entre los que se destaca la cumbre de la Unión Europea (UE) del 9 de diciembre para discutir la crisis de la Zona Euro. En el encuentro también se abordaron una posible agilización del traspaso de poderes, que debería completarse en un mes, la merma de la confianza de los inversores en los bonos españoles y los crecientes costos de financiamiento que enfrenta el país, sumido en su peor crisis económica en más de medio siglo. Estas reuniones entre líder saliente y electo son rutinarias y acordes con la tradición política del país, pero la novedad en este caso es que este encuentro ocurrió a sólo tres días de los comicios, significativamente antes que en otras ocasiones.

En el último traspaso de poderes, en 2004, del conservador José María Aznar a Zapatero, el primer encuentro entre ambos dirigentes llegó recién once días después de las elecciones, en un contexto internacional completamente distinto del que enfrenta hoy el país, al que Europa y los mercados le exigen un rápido golpe de timón.

Con este telón de fondo, Rajoy ya tiene previsto un viaje a Francia el 8 de diciembre, un día antes de la cumbre de la UE en Bruselas, para participar de un encuentro del Partido Popular Europeo (PPE), primera fuerza del Europarlamento, al que asistirán gobernantes de derecha y centroderecha de todo el continente. Rajoy fue visto en el momento en que salía de La Moncloa, pero no hizo declaraciones a los medios.

Las fuentes del PP que informaron del encuentro no dieron otros detalles más que anticipar nuevas entrevistas entre Rajoy y Zapatero en los próximos días, sobre todo para consensuar la posición internacional de España en distintas cuestiones, pero sobre todo respecto de su crisis de deuda. La reunión no anunciada entre Rajoy-Zapatero llegó horas después de otro previsto encuentro en La Moncloa entre el actual gobierno y un equipo del presidente electo que marcó el inicio oficial del proceso de transición. En esa reunión matinal, encabezada por el vicepresidente Ramón Jáuregui y Soraya Sáenz de Santamaría, encargada por Rajoy de dirigir el traspaso de poderes, las partes acordaron que el PP será informado de todos los asuntos de gobierno. Jáuregui y De Santamaría también se comprometieron a consensuar la posición de España en las próximas cumbres internacionales, entre ellas la de la UE del 9 de diciembre. Sin embargo, pese a la fuerte presión de los mercados y del establishment comunitario, el PP insistió en que aún no se revelarán los planes de gobierno hasta que se realice el debate de investidura en el Congreso. Mientras tanto, el riesgo país sigue en alza, en torno de los 467 puntos básicos, y el Tesoro Público tuvo que pagar un interés record, del 6,16 por ciento, para títulos con vencimiento a cinco años. A la presión incesante de los mercados se sumó en la víspera la canciller alemana, Angela Merkel, quien pidió a Rajoy que implemente sin demora las medidas necesarias para evitar un agravamiento de la crisis de deuda que padece España, lo que profundizaría los problemas de otros países de la Zona Euro.

Con cinco millones de desocupados y un horizonte recesivo, será difícil cumplir con el compromiso de reducir el déficit para este año del 9,8 por ciento actual al 6 por ciento. “España, económicamente hablando, está en peligro. O reconducimos la situación o nos vamos a situaciones muy difíciles y complicadas”, advirtió ayer el presidente de la poderosa CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales), Joan Rosell. El dirigente de la patronal española instó al nuevo gobierno a afrontar las urgencias en el cortísimo y medio plazo, al tiempo que defendió la línea trazada por Zapatero, quien en mayo de 2010 aprobó un drástico ajuste de 15.000 millones de euros, bajó los salarios a los funcionarios y congeló las pensiones.