Jueves, 24 de noviembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › LA PRIMAVERA ARABE TERMINó CON OTRO DICTADOR PROESTADOUNIDENSE DESPUéS DE MESES DE PROTESTAS
Ali Abdullah Saleh aceptó formalmente dejar su cargo ayer. En presencia del rey Abdullah, de Arabia Saudita, Saleh firmó en Riad un acuerdo de transición en el cual se contemplan su renuncia y el traspaso del poder a su vice.
En el mundo árabe nadie parece detener una primavera que ayer terminó con otro mandatario después de la caída del egipcio Hosni Mubarak en enero. Tras 33 años en el poder y nueve meses de revuelta opositora, el presidente yemenita, Ali Abdullah Saleh, aceptó formalmente dejar su cargo. De este modo, pasó a engrosar la lista de gobernantes que se ven obligados a dimitir acorralados por una ola de protestas populares que sacude a la región. En presencia del rey Abdullah, de Arabia Saudita, Saleh firmó en Riad un acuerdo de transición en el cual se contempla su renuncia y el traspaso del poder a su vicepresidente, Abed Rabbo Mansur Hadi, en el plazo de un mes. En un período de 90 días deberían celebrarse además elecciones presidenciales. Estados Unidos y la Unión Europea saludaron el traspaso del poder en Yemen.
“Durante diez meses, el pueblo yemení ha expresado de forma valiente y constante sus demandas de cambio; el acuerdo de hoy (por ayer) los lleva un paso significativamente más cerca hacia el cumplimiento de sus aspiraciones de un nuevo comienzo en Yemen”, destacó Barack Obama. En una declaración oficial, el presidente norteamericano saludó la decisión del saliente presidente Saleh de transferir de forma inmediata sus poderes ejecutivos a su vicepresidente, y remarcó que el pueblo yemení se merece la oportunidad de decidir su propio futuro.
Por su parte, la alta representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton, saludó que Saleh haya firmado el acuerdo con la oposición y “los esfuerzos sin límite” del CCG que permitieron el acuerdo. “El acuerdo es sólo el principio, pero es un muy buen principio. Permite al pueblo yemení tener la esperanza muy necesaria de que su país puede pasar una página en su historia y abrazar el nuevo futuro”, dijo la jefa de la diplomacia europea en un comunicado.
De riguroso traje oscuro, corbata a rayas y pañuelo, el renunciante mandatario yemení había llegado por la mañana a Riad para poner su firma en un acuerdo con la oposición, documento oficialmente impulsado por otros países árabes del Golfo Pérsico y respaldado por Estados Unidos. Sentado junto al rey saudita, Saleh esbozó una sonrisa en forma de mueca, firmó el acuerdo y, finalmente, acompañó el aplauso de los presentes cuando finalizaba el trámite protocolar. Luego realizó unas breves declaraciones ante miembros de la familia real saudita, diplomáticos internacionales y dirigentes de la oposición yemenita presentes en la ceremonia.
Entonces el presidente renunciante se manifestó dispuesto a cooperar con el nuevo gobierno y la oposición para reconstruir el país y aprovechó para hacer un pedido al Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), encargado de preparar el acuerdo de transición, para que continúe apoyando y controlando la aplicación del plan. A continuación, el mandatario se lamentó por las consecuencias de las revueltas en su contra, que habían comenzado en febrero, y cargó en varias ocasiones contra la guerra civil. En su discurso incluyó los combates entre el ejército y la mayor confederación de tribus, que dejaron cientos de muertos tan sólo en Sanaá, la capital del país del sur de la península arábiga.
“El desacuerdo de estos últimos meses tuvo un gran impacto sobre Yemen, sobre su cultura, desarrollo y política, lo que llevó a una seria amenaza a la unidad nacional y destruyó lo que se había construido en los últimos años”, destacó Saleh, citado por la cadena de TV árabe Al Jazeera, que transmitió el evento en vivo. En el acuerdo propuesto por el CCG se garantiza la amnistía para Saleh y su familia, a cambio de su renuncia, y asegura el llamado a elecciones presidenciales. Jamal Benomar, enviado especial de la ONU a Yemen, reconoció ayer que en la redacción final del acuerdo se habían demorado las firmas de Saleh y la oposición debido a una serie de enmiendas introducidas a último momento.
El portavoz de Saleh, Ahmed al Sufi, adelantó a la cadena televisiva Al Arabiya que este acuerdo había sido firmado además por el vicepresidente y los líderes de la oposición en presencia del enviado especial de la ONU. El secretario general del CCG, Abdul Latif al Zayani, también asistió a la ceremonia. Según la agencia de noticias yemení Saba, poco antes de la firma, Saleh se comunicó con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, a quien le pidió que las dos partes cumplieran con sus obligaciones. Con alguna reticencia, Saleh se había negado en tres oportunidades, a último momento, a firmar el documento por el que dejaba su cargo en manos del vicepresidente.
Se espera que Saleh viaje a Nueva York, donde recibiría tratamiento médico por las graves heridas que sufrió el 3 de junio, durante un ataque de tribus opositoras, contra el palacio presidencial en Sanaá. La acción de los rebeldes ocasionó la muerte de varios de sus escoltas y dejó heridos a miembros de su gabinete. Poco antes de que el acuerdo se firmara, una serie de enfrentamientos, entre fuerzas gubernamentales y hombres armados leales al líder tribal opositor, Sadeq al Ahmaren, sacudieron la ciudad de Sanaá.
Testigos de estos combates aseguraron que los hombres de Al Ahmar y las fuerzas leales a Saleh descargaron fuego de artillería sobre la capital, especialmente en los barrios de Sufan y Al Hasaba, donde reside el líder tribal. Según Al Jazeera, también se produjeron enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad al norte de la capital. Entre tanto, miles de personas se reunieron en Sanaá para protestar por la cláusula de inmunidad al presidente.
Aunque la alegría por la renuncia del presidente fue ganando las calles y elevó el ánimo de la gente, los manifestantes exigieron que tanto el mandatario saliente como los miembros de su gabinete y aliados sean juzgados por crímenes contra la humanidad, por la continua represión que el gobierno yemení impulsó sobre las protestas.
Desde febrero, millones de yemeníes tomaron las calles en demanda de la renuncia de Saleh, mandatario que se mantuvo en el poder durante 33 largos años.
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